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((**Es9.713**) con elocuencia; manejaba la historia, trataba con tal dominio los puntos de controversia, el pro y el contra, haciéndose él mismo preguntas y respuestas, que era una maravilla oírle. El Venerable le dejó hablar durante una hora sin interrumpirlo. Audisio se había inflamado con la cuestión y se veía que un espíritu partidista guiaba sus palabras. Cuando terminó, don Bosco alabó su erudición, se excusó de no poder seguirlo en todos los puntos de su disertación, repitió que no había hecho estudios profundos sobre ello y añadió: -Puesto que se trata de una cuestión de tanta importancia, no quiero limitarme a razones y pruebas mías. Tengo conmigo una autoridad, a la que ciertamente usted no podrá contradecir. Es la obra de un autor docto, piadoso, concienzudo y, si quiere, leeré una página suya que aclara la cuestión. Yo estoy plenamente de acuerdo con este eximio escritor, que ha escrito perfectamente y no le es desconocido a usted. ->>Qué dice? >>De qué autor entiende hablar? Yo no comparto opiniones contrarias a las mías. -Cuando usted sepa de quién se trata, tendrá que condescender y calmarse. -No puede ser. Pero veamos quién es ese autor y cuáles son sus pruebas. Y don Bosco, con graciosa lentitud, tomó un libro y, teniendo tapada la portada, dijo: -Aquí, en pocas palabras se dan razones muy sólidas para sostener la infalibilidad del Pontífice y el autor es de tal autoridad, que no se puede desear más. Y comenzó a leer. Quizá leyó el Venerable este paso que se refiere a san León el Grande. <((**It9.802**)) de la Iglesia por la que los fieles se adhieren a los sacerdotes, éstos a los obispos y éstos a Pedro, que vive y gobierna en sus sucesores, y Pedro a Cristo: Cristo, que elegía entre todos a Pedro, rogaba por él para que no fallara jamás en su fe (ut non deficiat fides tua) y le constituía confirmador, esto es, definidor de la misma fe para los apóstoles, sus hermanos (confirma fratres tuos) a fin de que, por encima de los obispos puestos por el Espíritu Santo para regir las diversas partes de la Iglesia, Pedro rigiese desde lo alto todo el cuerpo, o sea los pueblos y los pastores, y, a través suyo, se comunicase al edificio universal de la Iglesia la solidez del fundamento que es Pedro, (**Es9.713**))
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