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((**Es9.556**) Inmaculada, no sólo para sus reuniones, sino también para vivienda de las que quedaran huérfanas y no pudieran o no quisieran vivir con sus hermanos o hermanas. En 1865 fue don Domingo Pestarino a Turín, como cada año, para la fiesta y conferencia de San Francisco de Sales y, de acuerdo con don Bosco, se determinó que era mejor que cediera enseguida su casa para el fin indicado. Volvió a Mornese y, en secreto y con prudencia, preguntó una a una a las Hijas de la Inmaculada, quién deseaba entrar en su casa y quién no. Fueron varias las que declararon que querían vivir en familia. María no sólo se declaró dispuesta a pasar ((**It9.621**)) a la nueva vivienda, sino que, radiante de alegría, exhortaba a otras a seguirla. Se consideraba feliz de poder realizar su idea de dedicar, sin trabas, toda la vida en favor de las niñas. Cinco Hijas de la Inmaculada se aposentaron en ella con tres alumnas, a las que después se añadieron algunas más. La casa se tituló Casa de la Inmaculada. Don Bosco les envió una maestra de Fontanile, pero poco tiempo después se marchó. Aquellas jóvenes no tenían intención de formar una Congregación, ni tampoco don Domingo Pestarino. El, de acuerdo con el consejo de don Bosco, les había dicho prudentemente: -Viviréis aquí a prueba; seguiréis haciendo lo que hacíais en el taller de antes y, luego, ya veremos. Si alguna quiere volver a su casa siempre podrá hacerlo libremente. En 1867 volvió don Bosco a Mornese, como ya se ha dicho, para asistir a la bendición de la capilla del colegio en construcción. En aquella ocasión visitó la Casa de la Inmaculada y dio una conferencia a las Hijas de María, pero ni siquiera entonces dejó traslucir sus proyectos, pues estaba acostumbrado a no adelantarse, sino a seguir las órdenes de la divina Providencia. Y tampoco en 1869, cuando su decisión estaba ya cerca, dijo la finalidad que tendría el nuevo colegio en construcción. Se limitó a solicitar la conclusión, demostrando que había concebido grandes cosas para la inauguración de aquel edificio. Desde Mornese escribió a don Miguel Rúa sobre otros asuntos. Queridísimo Rúa: Mientras voy ajustando algunas cosas, te escribo sobre otras que tú podrás arreglar en mi lugar: 1.° Había dicho que el próximo domingo iría a comer en casa del caballero Archini; pero, como me han salido diversos compromisos para ese día, conviene le avises que tenga la bondad de aplazar para cualquier otro día su ((**It9.622**)) invitación. Así podré entretenerme más tranquilamente con su familia. (**Es9.556**))
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