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((**Es9.517**) quam jucundum habitare fratres in unum, exclamaba el santo profeta David, divinamente inspirado, hablando de las Congregaciones religiosas. íOh, qué bello y dulce es vivir como hermanos en sociedad! Es hermoso vivir unidos con el vínculo de un amor fraternal, confortándose mutuamente en la prosperidad y en las estrecheces, en la alegría y en las aflicciones, prestándose mutua ayuda con obras y consejos; es hermoso vivir libres de todo estorbo terreno, caminando derechos hacia el cielo bajo la guía del Superior. Pero, si queremos que se deriven estos bienes de nuestra Sociedad, es necesario que viva y prospere. O quam jucundum... Y para que, juntos, sea dulce este vivir, hay que apartar toda envidia, toda rivalidad; hemos de amarnos como hermanos, soportarnos unos a otros, ayudarnos, socorrernos, apreciarnos, compadecernos. Todos deben guardarse atentamente de hablar mal de la Congregación, más aún, deben ((**It9.573**)) procurar hacerla estimar por todos. Hemos elegido habitar in unum. >>Qué quiere decir habitar in unum? Quiere decir in unum locum, in unum spiritum, in unum agendifinem. Helo aquí en pocas palabras. Debemos, ante todo, y ésta es la primera condición de una sociedad religiosa, habitar in unum (en grupo) con el cuerpo. Una congregación religiosa debe constar, al igual que el cuerpo humano, de cabeza y de miembros, subordinados unos a otros y todos subordinados a la cabeza. Suponed que se expusiera una cabeza separada del tronco; podría ser bella y artística; pero ella sola, sin el tronco, sería algo monstruoso. Así, yo no puedo estar sin vosotros que formáis el cuerpo. Así, los miembros no pueden estar sin la cabeza. Se requiere una sola cabeza, puesto que siendo como un cuerpo, si a este cuerpo se le ponen dos o más cabezas, se convierte en un monstruo y se acaba la uniformidad. Así que ha de haber una sola cabeza, con sus miembros correspondientes. Después los miembros subordinados a la cabeza, deben tener un oficio propio distinto del de los otros; cada uno tiene que cumplir diversas funciones, según su diversa condición. Así, por ejemplo, si los brazos dijeran: -Nosotros queremos obrar por nuestra cuenta; queremos hacer lo que nos gusta; queremos hacer de cabeza: harían reír. Si el estómago dijera: -Yo quiero caminar. -No, se le respondería; tú tienes que recibir por la boca el alimento que te ofrecen las manos. Y si las piernas dijeran: -Nosotras queremos comer; replicaríais: -No; vosotras tenéis que llevar el cuerpo de un lugar a otro. Para que una Sociedad como la nuestra prospere, es necesario que esté bien organizada; que haya quien mande y quien obedezca, quien haga una cosa y quien haga otra, de acuerdo con la propia capacidad. El que obedece no debe envidiar al que manda; ni el que trabaja, al que estudia o cosa parecida; porque unos y otros son necesarios, y donde todos estudiaran o todos mandaran, no podría jamás haber variedad. Suponed que en el cuerpo todo fueran ojos, todo orejas, o todo manos, etc., >>habría un cuerpo vivo? Sería un monstruo. Si todo el cuerpo fuera pies, >>quién le serviría de guía? Así, lo mismo que todo miembro debe tener su propio oficio, cada individuo debe hacer en la Congregación lo que se le ordena y no otra cosa. Por tanto, en nuestra Sociedad debe haber quien predique, quien confiese, quien estudie, quien enseñe, quien atienda a las necesidades materiales y a las espirituales. (**Es9.517**))
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