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((**Es9.499**) dijo que me reconciliaba con Dios y me absolvía de todo... Me exhortó a mejorarme, a vencer la pereza en la oración, me prometió que rogaría ((**It9.550**)) por mí y por los míos. Como me acometieran algunas dudas, volví dos horas después a exponérselas... Me dijo: <> De vuelta a Turín, escribía don Bosco en 1867 estas cartas al Duque y a la Duquesa: Excelentísimo y muy apreciado señor Duque: He tenido un gran placer al recibir su carta y agradezco su caridad por acordarse todavía del pobre don Bosco, como él recuerda a usted y a toda su familia todos los días en la santa misa. A partir de mañana, domingo, haré una novena, en la que yo celebraré todos los días la misa y algunos de mis buenos muchachos harán la comunión por su señora esposa; anímela, oremos con fe y esperemos. No dejaré de encomendar a nuestro querido Hugo en la santa misa; indíqueme el día de su primera comunión y aquel día yo celebraré la santa misa por él. Siento haber enviado un paquete de cartitas con mil encargos para la señora Duquesa, su esposa, que ella ciertamente no podrá cumplimentar; tenga usted la bondad de ayudarla. Además de las personas allí indicadas, puede llevar algunas cartitas a la señora princesa Altieri para quien adjunto allí una carta, que usted puede incluir con un paquete de trescientas cartitas y mandárselo de mi parte. Dice usted que sigue siendo un picarón y yo estoy contento de que se lo crea, porque esto es señal de que no lo es, pero yo quiero rezar mucho por usted, no sólo para que sea bueno, sino para que se haga un santo, como ciertamente se harán su señora esposa, sus hijos y toda su familia. Que Dios bendiga a usted y a todos los de su casa y que la Santísima Virgen nos ayude a todos a caminar por la vía del Paraíso. Amén. Con el más profundo agradecimiento me encomiendo a sus oraciones y me profeso, De V. E. Turín, 29 de marzo de 1867. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. P. D. Mis saludos para el reverendo don César. Benemérita señora Duquesa: Con gran placer he recibido los cristianos augurios que, por su gran caridad, ha tenido la delicadeza de enviarme. Que Dios le recompense y centuplique ((**It9.551**)) a usted y a toda su familia las bendiciones que se dignó invocar para mí el día de san Juan. Deseaba saber noticias suyas y ya había escrito a Roma para pedir la dirección, cuando me llegó su carta. Diga a su señor marido que he rogado por su salud y seguiré haciéndolo en la santa misa y confío plenamente en el poder de María Auxiliadora que en su estado actual no le sucederá ningún contratiempo. (**Es9.499**))
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