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((**Es9.404**) ((**It9.441**)) Reverendísimo y Excelentísimo Señor: Aquí me tiene con el saco de las principales miserias de don Bosco. Es preciso que V. E. Rvma. vea el modo de cumplirlo todo, y yo le aseguro que, mientras viva, procuraré tener siempre el pan de cada día para usted en María Auxiliadora. El asunto del Centenario está en sus manos; el padre Oreglia le dirá todo lo que ha hecho; recibo carta en la que se me asegura que el Padre Santo se ha disgustado porque este asunto ha sido llevado con rigor, mientras millares de libros impíos, y más o menos cubiertos de errores sobre religión, corren por todas partes, sin que nadie se ocupe de ellos para llevarlos al Indice. Nuestra Congregación ya ha tenido el Decreto de alabanza y recomendación con aprobación del Superior y del sucesor. Ahora se ha presentado la solicitud para obtener la aprobación definitiva. Se me ha dicho que no hay dificultad sobre cada uno de los artículos. Alguno querría que se dependiera del Obispo para las dimisorias. En tal caso habría que rehacerlo todo, porque entonces ya no habría comunidad de casas, lo cual es indispensable para nosotros. Además, a nuestra Sociedad, que tiene socios procedentes de todas las partes del mundo, le resulta casi imposible obtener las dimisoras de los respectivos Obispos. Otros querrían que las dimisorias fueran del Superior, pero ad tempus vel ad numerum (para un tiempo o para un número determinado). Pero entre nosotros nunca hubo Congregaciones religiosas, con comunidad de casas, sin que el Superior general haya tenido la facultad de conceder tales dimisorias. Hágame, pues, de protector. Recomiende la casa, tal y como siempre la conoció, como la conoce, como casa de la que salieron bastantes clérigos para su seminario y donde todavía hay muchos acogidos como aprendices y como estudiantes. El Cardenal Vicario es muy benévolo. Si necesitara algo, aunque fuese un viaje mío a Roma, dígamelo, o mejor, comuníquemelo por medio del reverendo Monetti y yo obedeceré. Tenga la bondad de entregar las reglas adjuntas a monseñor Fratejacci, auditor del Cardenal Vicario, el cual está informado de todo y se presta con mucho gusto para nuestro bien. Cada día oraremos en casa por usted hasta su vuelta a la Patria. Que Dios le guarde. Amén. Déme su santa bendición para mí y para estos muchachos, y créame, De V. E. Rvma. Turín, 1 de junio de 1867. Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. Al empezar la novena de Navidad, don Bosco se hallaba fuera de Turín, como se lee en una ((**It9.442**)) carta de don Juan Bautista Francesia, fechada el 18 de diciembre y dirigida a la Madre Galleffi. Don Bosco está fuera de casa, y corren voces, que parecen ciertas, de que el Oratorio ha obtenido una gracia de la Virgen, que llama poderosamente la atención. Todavía no puedo decirle en qué consiste; para cosas más claras, mayores explicaciones... (**Es9.404**))
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