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((**Es9.269**) encargado de guardar y educar a su único hijo. El amigo, flojo y descuidado, no observa que el muchacho trata con malos compañeros, que le seducen y hacen perder el dinero en juego y francachelas; y que finalmente, guiado por la astucia de un criado y de un estafador, se determina a vender la casa para pagar las deudas y tener más dinero para derrochar. Cuando el asunto está a punto de resolverse, llega de repente el padre, que ahuyenta a los malos compañeros, castiga al criado y reprende severamente al hijo, haciéndole ver a qué extremos conduce la vida desordenada. Antes de empezar, en los entreactos y al final de la representación, se interpretaron números de música instrumental y vocal con coros y solos. Todo resultó muy del gusto del auditorio, que aplaudió la comedia y el desparpajo, la vivacidad y espontaneidad de los actores. Entretanto, los alumnos asistían en el patio a unos juegos de prestidigitación. A las seis de la tarde, ofició las vísperas, de pontifical, el señor Obispo de Mondoví y predicó monseñor Galletti. Con su maravillosa sencillez, pero con gran fervor, habló de las glorias de María Auxiliadora glorificada en todo tiempo y lugar. Marcó cómo el culto de María Santísima crece y se conserva, se ((**It9.284**)) consolida y se dilata por doquier con la fe en Jesucristo; y cómo la experiencia demuestra que, cuando desgraciadamente uno se aleja de la fe, primero se aleja de la devoción a María; y quien se enfría en la devoción a María, se enfría igualmente en la fe. De modo que la devoción a María es una garantía de vida cristiana, de perseverancia en el bien y de una muerte feliz. La razón de esta maravilla está en que María es auxilio de los cristianos. El martes, 16 de junio, último día del octavario, a la hora de costumbre, el Obispo de Mondoví celebró la misa de comunión general. Antes, pronunció según costumbre, una muy conmovedora plática, en la que demostró que Jesús en la Eucaristía es maestro de humildad, de paciencia y de obediencia. En la misa solemne pontificó monseñor Galletti, asistido por el teólogo Genta, párroco de San Francisco de Paula; el reverendo Griva, párroco de San Donato; el teólogo Cora, párroco de la Crocetta; el reverendo Ferrero, párroco de Santo Tomás y don Juan Bonetti, director del seminario menor de Mirabello. A las tres de la tarde, hubo otra vez un poco de teatro para los alumnos. Se representó el sainete La herencia de Córcega y se declamaron varias poesías jocosas en dialecto. (**Es9.269**))
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