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((**Es9.134**) tendidos en el suelo teniendo encima a aquellos monstruos, que con las uñas os arañaban y os destrozaban las carnes a mordiscos causándoos la muerte. Otros corrían desesperadamente perseguidos por tales alimañas y acudían a don Bosco en demanda de auxilio. Ante él las bestias feroces retrocedían. No faltaban quienes pretendían valerse por sí solos, pero no lo conseguían, pues la fuerza de los animales era enorme, y los despedazaban entre sus garras. Otros, mirad qué insensatos, en vez de huir se detenían a contemplar a aquellos monstruos y les sonreían, y hasta pretendían jugar con ellos, como si les gustara ser destrozados por los osos. El pobre don Bosco corría de un lado para otro, se esforzaba en llamar a unos y a otros para que se acercasen a él, gritaba hasta enronquecer. Pero en vano: mientras algunos le obedecían, otros no le hacían caso. El prado estaba sembrado de cadáveres de los pobres jovencitos, víctimas de aquellos animales, y de cuerpos heridos. Los gemidos de éstos, los rugidos y los gritos de los animales feroces, las voces que daba don Bosco, se mezclaban de una manera extraña. Y en medio de aquella tremenda barahúnda, don Bosco se despertó por segunda vez. Este fue el sueño y vosotros sabéis qué clase de sueños son los de don Bosco. Os podéis imaginar la angustia de mi corazón al escuchar semejante relato. Si antes sentía mucho separarme de vosotros, al escuchar este sueño, habría vuelto al instante sobre mis pasos, si la obediencia no me lo hubiese impedido. íSi no os quisiera tanto estaría más tranquilo! >>Qué representan estos leones, tigres y osos? Son las diversas tentaciones del demonio. Algunos las vencen porque recurren al guía; otros terminan por ser víctimas de ellas, porque condescienden con las malignas sugestiones de Satanás; otros aman al demonio y al pecado y se ofrecen insensatamente como blanco de sus asaltos. íHijos míos! >>Obraréis como valientes? >>Recordaréis siempre que tenéis una alma que salvar? Don Bosco me dijo también: -Yo vi a todos esos jóvenes: íhe conocido a ciertos zorros! Pero conservaré el secreto para mí y a nadie lo manifestaré. La primera ocasión en que vuelva a Lanzo diré a cada uno lo que le interesa. Esta vez el dolor de muelas no me ha permitido hablar con todos: cuando vuelva otra vez amonestaré a los que deben ser amonestados. Por tanto, mis queridos hijos, yo nada sé porque don Bosco nada me ha dicho. Pero, si ahora no sé nada, llegará un día en que lo sabré. Este será el día del juicio. Será muy doloroso para mí después de haber trabajado tanto, después de haber consumido mi juventud en favor vuestro, después de haberos amado con todo mi corazón, tener que vivir, tal vez, separado de alguno de vosotros por toda la eternidad. Si ahora no comenzáis a amar al Señor, ciertamente que cuando seáis mayores no le amaréis: Adolescens iuxta viam suam, etiam cum senuerit, non recedet ab ea. (El adolescente que va por su camino, no se separa de él, en su ancianidad). Hijitos míos, no despreciéis mis palabras, que son las del querido don Bosco. Emplead los pocos días que dura la vida ganándoos el Paraíso. ((**It9.136**)) Rezad para que mis ejercicios resulten bien y las pláticas reporten mucho fruto. Vuestro afmo. en Jesucristo J. B. LEMOYNE, Pbro. (**Es9.134**))
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