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((**Es8.880**) tener sitio. Cuántas veces hemos tenido que dejar montones de muchachos y permitir que fueran a golfear por las plazas, por la única razón de que no había lugar para ellos en la iglesia. Hay que añadir a esto que, desde la iglesia parroquial de Borgo Dora hasta la de San Donato, hay una multitud de casas y millares de habitantes, en donde no existe una sola iglesia ni capilla pequeña o grande para los niños ni para los adultos que pudieran acudir. Era, pues, necesaria una iglesia suficientemente espaciosa para acoger a los muchachos y que tuviera espacio también para los adultos. La construcción de la iglesia, objeto de nuestra fiesta, tiende a resolver esta grave necesidad pública. Bienv. -Las cosas así expuestas me dan una idea justa de los Oratorios y del fin de la iglesia, y creo que esto les gustará a estos señores, que de este modo conocen a dónde va a parar su beneficencia. Siento, por otro lado, no ser un elocuente orador o un buen poeta para improvisar un espléndido discurso o un sublime poema sobre todo lo que me has dicho con una expresión de agradecimiento para estos señores. Teod. -También yo querría hacer lo mismo, pero apenas si sé que en poesía todas las líneas deben ser iguales de largas; así que, en nombre de mis compañeros y de nuestros queridos Superiores, solamente diré a S. A. el príncipe Amadeo y a todos los demás señores que estamos contentísimos de esta bonita fiesta; que haremos una inscripción con caracteres de oro donde se diga: íViva siempre este día! Antes el sol del ocaso haga que torne a su Oriente, todo río a su fuente antes atrás volverá, que se borre del recuerdo este día siempre bello que en nosotros vivirá. ((**It8.1040**)) Y a Vos en particular, Alteza Real, os digo que os profesamos un gran afecto y que nos habéis hecho un gran favor al venir a visitarnos, y que siempre que tengamos la suerte de veros por la ciudad o en otra parte, o bien que escuchemos hablar de Vos, será para nosotros un motivo de gloria, de honor, de verdadera complacencia. Pero antes de que os separéis de nosotros, permitid que, en nombre de mis queridos Superiores y compañeros, os pida un favor y es que os dignéis venir otras veces a vernos, para renovar así la alegría de esta hermosa fiesta. Y Vos, Excelencia, continuad la paternal benevolencia que nos habéis demostrado hasta ahora, Vos, señor Alcalde, que de tantas formas tomasteis parte en nuestro bien, seguid protegiéndonos y hacednos el favor de que la calle Cottolengo sea rectificada frente a la nueva iglesia; y nosotros os aseguramos que redoblaremos nuestra profunda gratitud para con Vos. Y Vos, señor Párroco, dignaos considerarnos siempre no sólo como feligreses, sino como hijos queridos que encontraron siempre en Vos un padre tierno y benévolo. A todos nos encomendamos para que queráis continuar siendo, como lo fuisteis en el pasado, insignes bienhechores, especialmente para terminar ese santo edificio, razón de la solemnidad de hoy. Ya está empezado, ya salió a flor de tierra y con lo hecho él mismo tiende la mano a las personas caritativas para que le lleven hasta el fin. Y finalmente mientras os aseguramos que permanecerá grata e imborrable en nuestros corazones la memoria de este hermoso día, pedimos unánimes a la Reina de los Cielos, a quien está dedicado este hermoso templo, que os obtenga del dador de todo bien una vida larga y días muy felices. (**Es8.880**))
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