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((**Es8.773**) brotará prodigiosamente. Nuestra iglesia va adelante con la máxima satisfacción y esperamos que este año puedan terminarse las obras. Dios bendiga a usted, sus fatigas, su familia y ruegue por mí que me profeso en Jesucristo, Turín, 5 de agosto de 1867 Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. El día 5 por la noche empezaron los ejercicios. El reverendo Bona de Brescia predicó las meditaciones y don Bosco las instrucciones, en las que, de vez en cuando, con inesperada digresión, como un relámpago hacía resplandecer las máximas eternas. <>. El auditorio se componía de sacerdotes y clérigos aspirantes al sacerdocio. En un manuscrito tenemos los temas que trató durante esta semana y fueron: Necesidad del retiro espiritual y del examen de la propia conciencia durante el año. El sacerdote no va solo al infierno o al cielo, sino que va siempre acompañado de almas perdidas o salvadas por él. Dignidad y deberes del sacerdote. Pensar durante estos días en lo que se debe huir, adquirir y practicar en adelante. ((**It8.910**)) Enemigos del sacerdote. Armas para combatirlos: templanza, oración y trabajo. La castidad. Las instituciones religiosas en la antigua y en la nueva Ley. Los tres consejos evangélicos. Fin de la Congregación. Deberes; felicidad y seguridad de alcanzar la vida eterna para quien vive en la religión. Recato en el trato con los muchachos. Prácticas de piedad, conferencias, coloquios con el Superior, amor a nuestro Señor Jesucristo. Al principio estos ejercicios, que se celebraban en la capillita, tenían el aspecto de entretenimientos familiares, pero no tardaron en (**Es8.773**))
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