Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es8.735**) papal en Turín, pero decía en privado y repetía después a toda la comunidad: -Ahora es el tiempo de las rosas, pero dentro de tres meses vendrán las espinas. Don Joaquín Berto tomó buena nota de estas palabras. Aquel mismo día se celebró en el Oratorio la solemnidad del Centenario de San Pedro con todo el esplendor posible, con globos, fuegos artificiales e iluminación en las ventanas. En los años anteriores también se dedicaba esta fiesta a San Luis, pero el 1867 quiso don Bosco reservarla exclusivamente al Príncipe de los Apóstoles. Y, por su orden, los colegios de Mirabello y de Lanzo emularon los festejos de Valdocco. ((**It8.864**)) Las fiestas de Roma duraron toda la semana. Se celebraron sucesivamente en varias basílicas y terminaron en la Patriarcal Basílica Vaticana, con la beatificación de doscientos cinco mártires japoneses. Pero el espectáculo más sublime y conmovedor fue el del 1.° de julio. Todos los Patriarcas, Arzobispos y Obispos presentes en Roma, no menos de cuatrocientos ochenta y seis prelados, se reunieron en la gran aula sobre el pórtico de San Pedro, para presentar al Papa un admirable mensaje firmado por todos, en el que mostraban su adhesión y obediencia al Vicario de Jesucristo. Algunos de los venerandos firmantes habían sufrido el martirio en tierras de infieles y llevaban en sus cuerpos las pruebas de su heroísmo. Cuando apareció Pío IX, todos, como un solo hombre, cayeron de rodillas exclamando: Tu es Petrus! et super hanc petram aedificabo Ecclesiam meam et portae inferi non praevalebunt! (Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán). íAllí esraba la verdadera Iglesia!: Et unam, sanctam, catholicam et apostolicam Ecclesiam (Una, santa, católica y apostólica Iglesia). El Papa y los Obispos esraban conmovidos hasta derramar lágrimas. Monseñor Gastaldi nos narraba entusiasmado este hecho, al volver de Roma, y terminaba diciendo: -Los Obispos se apreraban en derredor de Pío IX, ícomo los muchachos del Oratorio en derredor de don Bosco! Don Juan Cagliero y don Angel Savio esperaban una audiencia con el Papa. No era tan fácil obtenerla en aquellos días, pero no obstante tuvieron el consuelo de postrarse a los pies de Pío IX, quien acogió con paternal afecto a los hijos de don Bosco; les pidió noticias (**Es8.735**))
<Anterior: 8. 734><Siguiente: 8. 736>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com