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((**Es8.73**) las negociaciones. Mas, como el Ministerio le había restringido las facultades, y no respondía o lo hacía inadecuadamente, fue él mismo a Florencia el 5 de mayo, para aclarar la situación y recibir personalmente instrucciones definitivas; pero pronto vio desvanecerse sus esperanzas. ((**It8.70**)) Entre los Ministros que ya residían normalmente en la nueva capital encontró dureza, en unos por rencores personales, en otros por apego a los derechos reales, en Natoli, principalmente, por su aversión a todo principio cristiano. Las propuestas de Roma fueron definitivamente discutidas en el Consejo de Ministros: Natoli, Vacca, Petitti y Sella no quisieron transigir sobre el juramento y el regio exequatur; y prevalecieron. Su propósito evidente era el de arrancar indirectamente a la Santa Sede un reconocimiento formal del nuevo reino, comprendidas las Provincias Papales anexionadas, o, de lo contrario, romper las negociaciones. En cuanto a los obispos ausentes se imponía, para volver a sus diócesis, que hiciesen la petición al Rey o al Ministro de Gracia y Justicia, y escribiesen una carta pastoral en la que prometiesen observar las leyes. Vegezzi marchó a Roma el 2 de junio con estas condiciones, que él mismo confesó al cardenal Antonelli no eran aceptables; y ése fue el dictamen de una Comisión especial de Cardenales. La Santa Sede, sin embargo, propuso todavía que se procediese al nombramiento de los obispos del reino de Cerdeña solamente, y a la vuelta de los exiliados. Vegezzi respondió que informaría a su Gobierno. El 22 de junio fue el último encuentro del comendador Vegezzi con el Cardenal, a quien dijo que deducía de las respuestas recibidas de Florencia, que el Gobierno Italiano mantenía sus últimas propuestas y que solamente consentía en la vuelta de los Obispos exiliados, excepto algunos. Así se venían abajo todas las negociaciones. Cuando el 23 de junio pidió Vegezzi audiencia para despedirse, el Santo Padre quiso que fuese recibido con todos los honores en su antecámara. Le concedió una larga audiencia, y como Vegezzi le dijera: -Espero que las negociaciones no queden rotas, sino solamente interrumpidas. -Depende de vuestro Gobierno, respondió el Papa; mis bases son conocidas y no puedo alejarme de ellas; basta que vuestro Gobierno las acepte. ((**It8.71**)) Vegezzi, nombrado senador, después del 1870 no puso los pies en el Senado.(**Es8.73**))
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