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((**Es8.351**) Las rentas del Economato Real ya sabe usted que no están para nada a mi posición; así que no queda más que el nemo dat quod non habet (nadie da lo que no tiene). Por otra parte, todos los demás seminaristas, ya sean alumnos del Seminario (de los que quizá ni uno paga pensión completa, y quizá ni seis ni ocho pagan la mitad), ya sean forasteros, se encuentran en las mismas condiciones y necesidades que los del Oratorio; así que, con gran pena de mi parte, por lo que toca al aspecto económico, no puedo responder iuxta vota et merita (según la petición y los méritos) a su apreciadísima carta del día de ayer. Por lo tanto, tenga paciencia y confórmese con lo poco que me queda para poder favorecer a usted y a estos buenos clérigos. Reciba mis respetos, mientras me declaro Su seguro servidor JOSE ZAPPATA, Vicario General Capitular Desoída su demanda, don Bosco patrocinaba ante el canónigo Vogliotti, Rector del Seminario y Provicario Diocesano, la causa particular de un pobre clérigo que se había encomendado a él. Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Rector: El pasado otoño recomendaba a V. S. Ilma. al clérigo Clemente Fusero, a quien le era imposible pagar pensión alguna; yo mismo le había tenido aquí gratis, proveyéndole hasta de ropa y libros. Usted mismo ((**It8.409**)) se complacía en responderme, no sé si por escrito o de palabra, que, visto el caso del clérigo Fusero, le habría animado y enviado al Seminario y que, si respondía con su buena conducta, habría gozado de pensión gratuita. No se le dijo nada durante el curso; pero ahora me escribe que no le quieren devolver su ajuar, si no paga la deuda. No creo que haya desmerecido en los estudios ni en la piedad; por tanto, le recomiendo a usted que escriba unas líneas al ecónomo de Bra a este propósito. Tanto más que la indigencia de aquella familia, después de una serie de infortunios, mueve a compasión y yo diría que hasta a las lágrimas. Hemos sabido con mucho pesar el delicado estado de su salud, y, no pudiendo hacer otra cosa, lo hemos encomendado al Señor en nuestras oraciones especiales y de comunidad. Quiera el Señor escucharnos y concederle largos años de vida feliz. Con toda mi estima tengo el honor de profesarme, De V. S. Ilma. y Rvma. Turín, 16 de junio de 1866 Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. La rápida y benévola condescendencia del Canónigo le animó a dirigirle una nueva petición, idéntica a la que había enviado al Vicario Capitular. (**Es8.351**))
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