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((**Es8.206**) la irreligión, el desprecio a la Iglesia y a sus ministros, a vivir indecentemente. He venido para decirte que Dios está harto de ti, y que, si no te enmiendas, sabrás dentro de poco el peso de sus castigos. Así diciendo se alejaba caminando hacia la ventana. -íPadre!, exclamó una vez más el pobre hombre. La sombra se volvió: -íCambia de vida!, le dijo y desapareció. A la mañana siguiente, esto es, esta mañana, la madre acompañaba a su hijo a mi aposento y me contaba lo que os acabo de exponer. El pobre hijo estaba casi atontado por el intenso miedo; me confirmó todo, se confesó y la madre se lo llevó a casa sosteniéndolo porque él no podía tenerse en pie. Quien esto escribe se encontró con la madre y con el hijo, al salir de la habitación de don Bosco. La madre se volvió a mí para decir, con las lágrimas en los ojos: -íRuegue por este hijo mío! Don Bosco estaba aquellos días preocupado porque tenía que nombrar un nuevo Director para el Oratorio festivo de San Luis en la calle del Rey. El teólogo Leonardo Murialdo había dejado este cargo en octubre de aquel mismo año 1865, para trasladarse a París, al Seminario de San Sulpicio, donde quería pasar un año y ((**It8.233**)) perfeccionar sus estudios teológicos, a los que ya había puesto sólidos fundamentos en la Universidad de Turín. El Siervo de Dios se dirigió al docto y celoso sacerdote Teodoro Scolari de Muggiate, rogándole se pusiera al frente de los pilluelos de Puerta Nueva. El Abate aceptó gustosamente el importante encargo y, apenas pudo, empezó aquel apostolado, de todo corazón; en él perduró varios años con admirable celo, hasta que don Bosco dispuso de más sacerdotes y pudo encargar de aquel Oratorio ahora a uno, ahora a otro de ellos, según las circunstancias. Los otros oratorios festivos ya estaban dirigidos por sacerdotes salesianos; también el de San José, en Borgo San Salvario, abierto por la familia Occelletti, tenía desde 1864 como moderador a don Juan Francesia. Una vez establecido el personal dirigente de sus oratorios, don Bosco se dirigía a Cortese, Ministro de Gracia, Justicia y Cultos, en demanda de ayuda: Excelencia: Durante los años precedentes dignóse V. S. concederme una caritativa ayuda, con cargo al Economato, en favor de los Oratorios masculinos de San Francisco de Sales en Valdocco, de San Luis en Puerta Nueva, y del Santo Angel Custodio en Vanchiglia, a los que se añadió hace un año el de San José en San Salvario. Esta aportación era para los gastos de culto. (**Es8.206**))
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