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((**Es8.101**) No pensaba don Bosco en ello, cuando un día una de las manzanas cayó a tierra. Un muchacho tomó una hoja, puso sobre ella la fruta y acompañado por los demás la presentó a don Bosco en la mesa. Don Bosco mandó recoger las otras cinco y se las envió al Príncipe, narrándole lo acontecido. El joven Duque agradeció a don Bosco el regalo y ((**It8.105**)) mandó una limosna para que comprase fruta en recompensa, como él decía, de las sabrosas manzanas que ellos le habían mandado. El Duque de Aosta conservó siempre gratísimo recuerdo del 27 de abril de 1865 1. En 1884, habiendo ido al santuario de Nuestra Señora de Oropa, sostuvo una larga conversación con monseñor Pedro Tarino sobre el nuevo santuario que se pensaba erigir en aquel lugar y sobre las dificultades que se presentaban para su comienzo. El Príncipe, que había caldeado los ánimos para que se iniciase cuanto antes la obra, dijo entre otras cosas: -Los tiempos son propicios para obras de esta clase. Mirad a don Bosco: sin nada en la mano ha gastado varios millones y siempre encuentra personas generosas que le ayudan en las grandes y arduas empresas que realiza. Mientras tanto, don Bosco, inmediatamente después de la fiesta descrita, como recuerdo del acontecimiento y para mover la caridad pública, hizo imprimir y divulgar el diálogo recitado en presencia del Príncipe. Lo tituló Recuerdos y añadió un poco de historia de la iglesia que se edificaba y una breve noticia sobre la colocación de la piedra angular. Contemporáneamente publicaba en la imprenta de Armonía un librito titulado: Devoción a María Auxiliadora en Turín. Es un compendio histórico de dos siglos, que termina con unos datos sobre la nueva iglesia de Valdocco. Los trabajos del nuevo edificio proseguían con la mayor rapidez; pero la tómbola no podía cubrir todos los gastos y don Bosco daba pruebas luminosas de su gran fe y su devoción a la Santísima Virgen. La empresa debía costarle indecibles cuidados y fatigas para encontrar los medios necesarios, y él se sometía a ellas a diario con gran ánimo. Como muchas veces le faltaba dinero para pagar a los obreros o para proveer materiales iba personalmente o escribía a personas que estaban enfermas o que pasaban graves angustias, exhortándoles a recurrir con confianza a la Santísima Virgen prometiendo 1 Príncipe Amadeo de Saboya, duque de Aosta. Es el hijo segundo de Víctor Manuel II de Italia. Fue elegido rey de España, cinco años más tarde de estas fiestas, por las Cortes de 1870, después de la revolución que depuso a Isabel II; abdicó en 1873. (N. del T.) (**Es8.101**))
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