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((**Es7.75**) <<26 de febrero. Don Bosco volvió a Ivrea junto a monseñor Moreno, con quien había estado pocos días antes con gran sosiego, para ver si podía librarse de aquella molestia nocturna. Al presente ya se cumple un mes entero del angustioso insomnio. Era la primera noche que pudo reposar, en perfecta paz. Había terminado todo fastidio. >>Una noche prolongó la conversación con Monseñor una hora tras otra hasta media noche, y fue a dormir tranquilo, pensando que el demonio habría perdido sus huellas. Mas he aquí que, apagada la luz, empezó a balancearse como en Turín y después se le presentó al pie de la cama un espantoso monstruo a punto de abalanzarse sobre él. Ante tal aparición, dio un grito tal que despertó a todos los que moraban en el palacio episcopal. Acudió la servidumbre, corrió el secretario del Obispo, el Vicario general, el Obispo mismo; temiendo que le hubiese sucedido algo a don Bosco. Le encontraron postrado de fuerzas, pero tranquilo. Todos le preguntaban ansiosos qué le había pasado. Don Bosco sonriendo respondió: >>-íNo es nada, no es nada! Ha sido un sueño... no se asusten... vuelvan a descansar, vayan a dormir. >>A la mañana siguiente refería todo al Obispo>>. <<4 de marzo. Don Bosco, que ha regresado hace unos días de Ivrea, es insistentemente molestado. La noche del 3 al 4 de marzo, nos contó, el demonio agarró la cama, la levantó en alto, luego la dejó caer tan fuerte que me dejó molido, de modo que me parecía que quería salírseme la sangre de la cabeza. Al amanecer, después de haberme fastidiado toda la noche, golpeando puertas y ventanas, agarró el cartel sobre el que está escrito: cada minuto de tiempo es un tesoro, y dio con él un golpe tan tremendo en el suelo, que parecía un disparo de fusil. Me levanté y encontré el cartel en medio de la habitación. ((**It7.76**)) >>Nosotros con toda insistencia le rogamos que cumpliese la promesa hecha, de conjurar al demonio y echarlo fuera apenas regresase de Ivrea. >>-Si lo echo lejos de mí, dijo, ataca a los muchachos. >>Entonces el clérigo Provera preguntó: >>-Quiere usted decir que cuando estaba en Ivrea y le dejó libre una noche, hizo algún daño entre los muchachos? >>-Sí, hizo mucho mal. >>-Pero, insistimos nosotros, al menos pregúntele qué quiere. Y el replicó: >>-Y quién sabe, si no lo he hecho ya?(**Es7.75**))
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