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((**Es7.513**) propio de las vocaciones eclesiásticas y no exigía títulos para el profesorado. Se reservaba solamente ordenar inspecciones para la higiene y para asegurarse de que se respetaban las instituciones patrias. Ahora bien, el Delegado Real, abogado caballero Ambrosio Damasio, se encontró en San Salvador un dormitorio de alumnos y, al preguntar a qué centro pertenecían, se enteró de la existencia de la casa de Mirabello. Pidió inmediatamente por carta explicaciones a don Miguel Rúa, el cual escribió a don Bosco y éste encargó a don Domingo Ruffino de la contestación. Turín, 16 de agosto, 1864. Amadísimo hermano: Don Bosco no puede responderte sobre lo que le escribiste, porque guarda cama hace tres días. La causa del mal fue una indigestión; está mejor y creo que mañana se levantará. Mientras tanto, su parecer sobre el problema del Delegado es que el mismo Obispo de Casale le escriba diciendo que, si se permiten los seminarios abiertos desde hace mucho tiempo, quiere decir que no existe ninguna ley en contrario. De todos modos, si el señor Delegado cree que un Obispo no puede abrir un seminario menor, tenga la bondad de manifestarlo y entonces él se dirigirá a la Autoridad Superior, para que le sea otorgado por favor, lo que le es negado por ley. En tal caso ruega tú al señor Delegado que tenga consideración, si se le pidiesen semejantes aclaraciones. Como don Bosco mantiene relaciones especiales con el Inspector de Alessandria ((**It7.605**)) le ha dirigido una carta referente a las escuelas elementales y al mismo tiempo le suplicó investigara la última voluntad del Delegado. La carta la escribió el pasado miércoles y espera respuesta en breve. Apenas pueda, escribirá también una carta al señor Obispo de Casale. En estos días ha muerto el alumno Francisco Besucco. Las circunstancias fueron tan preciosas ante el Señor, que don Bosco piensa escribir su biografía. El clérigo Do está muy grave; ya ha recibido los santos Sacramentos y también la santa Unción y acaso no sean muchos sus días... DOMINGO RUFFINO Pero el Delegado opinaba de otro modo y no quería admitir que el colegio de Mirabello fuese un Seminario menor. Don Miguel Rúa sufrió muchas molestias para rebatir sus razones, pero no daba un paso sin antes consultar a don Bosco, de quien poseemos la siguiente carta: Mi querido Rúa: Está bien que vayas con el conde Radicati a visitar al Delegado. Procura que lo esencial de tu conversación, sea que te disgusta la molestia causada y que agradeces su cortesía: que Monseñor cuenta con el Seminario menor de Mirabello como (**Es7.513**))
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