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((**Es7.440**) -Siendo así, observó Nicomedes Bianchi, todo irá bien. Esté tranquilo, anime a los jóvenes: y yo le aseguro que no habrá parcialidad de ninguna especie. Entretúvose con don Bosco un poquito muy afablemente, haciéndole diversas preguntas sobre el Oratorio y renovó sus promesas al despedirse. Pero existían algunas sospechas. En efecto, Rinaudo se presentó a los ejercicios escritos de lengua latina y su trabajo fue rechazado. Se preguntó el motivo, y se obtuvo por respuesta que, como estaba demasiado bien, sin duda había sido copiado. Negó don Bosco la aserción y, ante su fuerte insistencia, Rinaudo fue admitido al examen oral, pero en él le volvieron a repetir que el ejercicio escrito no era obra suya. Rinaudo afirmó y protestó que era suyo y, ante sus vivas instancias, decidieron los examinadores que repitiese la redacción en aquella misma sala. Rinaudo tomó enseguida la pluma. El tema era el mismo y él lo repitió, mas con nuevas razones, nuevo desarrollo de ideas, nuevas frases, de tal modo que la segunda prueba resultó mucho mejor que la primera. Entonces los examinadores asombrados ((**It7.515**)) se vieron obligados a aprobarle con la máxima calificación. El examen fue igualmente severo para los otros dos y también ellos obtuvieron estupenda calificación. Más adelante se presentaron estos tres al examen de ingreso para la rama de Letras y superaron la prueba con gran brillantez. Estos hechos demostraban, a quien quería entenderlo, que en el Oratorio ocupaban un lugar muy elevado los estudios clásicos y eran un solemne mentís a ciertos periódicos y determinados inquisidores. Y para demostrar el entusiasmo con que se estudiaba en el Oratorio, vamos a hacer aquí una digresión. Durante los años siguientes hubo otros alumnos de don Bosco que se presentaron en los liceos de Turín y causaron la admiración de los examinadores. Además de esto, aunque entonces no era obligatorio el examen de reválida de bachillerato, enviaba frecuentemente al terminar el curso a los más sobresalientes de sus estudiantes a examinarse de retórica1 en los institutos estatales, donde siempre alcanzaban espléndidas calificaciones. Dió testimonio de ello el profesor Carlos Bacchialoni, Director del Gimnasio2 de san Francisco de Paula. Cuando posteriormente se impuso legalmente el examen de reválida de bachillerato para ingresar en el Liceo, todos los años se presentaban los alumnos 1 Retórica. Se correspondía en la enseñanza clásica con el quinto y último curso de gimnasio o bachiller. (N. del T.) 2 Gimnasio. Instituto Nacional de Enseñanza Media. (N. del T.) (**Es7.440**))
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