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((**Es7.432**) de la primera mesa diga a los padres que le pongan a la otra pensión 1 escriba a los de su casa que vengan a sacarlo. No hay en ello ningún mal, hagan como más les guste. Quédense, váyanse, pero procédase siempre con sinceridad. No hablo esta noche solamente de los murmuradores, sino también de los que no lo dicen de palabra, mas sí con los hechos; el Oratorio no es lugar para ellos. Escuchadme. Dice un proverbio: tantas veces va el cántaro a la fuente que al fin se rompe. Hay muchachos que tratan de hacer las cosas a escondidas para que queden ocultas sus trampas. Se esconden aquí o allá para librarse de la clase o del estudio, van robando a los compañeros lo que tienen guardado en el baúl; se permiten conversaciones que un joven cristiano no debería tener; y viven seguros de sí mismos diciendo: nadie nos ha visto. Entiendan estos tales que, aunque ningún superior lo haya advertido, está Dios omnipotente que les ha visto y les pedirá estrecha cuenta. Además, será verdad que los superiores no sabrán nada? Estén seguros de que acaso callarán por la primera vez y aún por la segunda, pero no más. Hay muchos ojos aquí en el Oratorio para no verlo, y el diablo hace la olla pero no la ((**It7.506**)) tapadera. Por consiguiente, también éstos piénsenlo, porque todavía están a tiempo, y demuestren con sus obras que están contentos en el Oratorio; de otro modo, es preciso decirles que se marchen a casa. Por tanto, unos y otros se dispongan a obrar con la mayor lealtad. Yo os abro a todos mi corazón: si tengo algo que no me agrada, lo manifiesto; si tengo un aviso que daros os lo doy enseguida en público o en privado. No ando con misterios: lo que llevo en el corazón lo pongo en los labios. Haced vosotros igual, queridos hijos míos.Si hay algo que os desagrada, decídmelo, se arreglará como mejor se pueda; si habéis cometido un disparate, confiádmelo, antes de que nadie lo sepa, y trataremos de arreglarlo todo. Si me escucháis y lo hacéis así, sabéis qué sucederá entonces? Sucederá que, mientras estéis en el Oratorio, os encontraréis satisfechos y cuando volváis a vuestro pueblo, iréis contentos, conservaréis buen recuerdo de unos y de otros y seremos siempre amigos. IV Léese en la historia que un poderoso emperador envió al Pontífice Inocencio XI unos embajadores, rogándole se adhiriese a ciertas aspiraciones suyas contra la justicia. Desplegaron éstos toda su elocuencia para demostrar al Papa la conveniencia de no disgustar a tan poderoso príncipe. El Papa escuchaba en silencio. -Santidad, dijo uno de los mensajeros; mi soberano promete hacer mucho bien a la religión y amparar a la Iglesia. -No puedo, respondió el Papa. -Santidad, pensad que posee inmensas riquezas y dotará abundantemente las basílicas y podrá prodigarse igualmente con Vos, si lo necesitáis. -No puedo. -Santidad, si vuestros enemigos os insultasen, él está dispuesto a defenderos con todas su tropas. 1 Hubo antaño en los colegios dos tipos de menú, acomodados a dos distintas clases de pensión, una mas elevada que otra: la diferencia era pequeña, pero existía. Imagino que a estas <> se refiere el texto. (N. del T.) (**Es7.432**))
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