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((**Es7.430**) I Estamos todos juntos para realizar una carrera y ganarnos un buen premio.Todos deseáis alcanzar feliz resultado: pongámonos, pues, en marcha. Yo os guiaré y vosotros me seguiréis. Pero antes es precio establecer algunas condiciones. Cuanto más amigos, más claros, dice el proverbio. Yo no estoy aquí para ganar dinero, para adquirir renombre, para gloriarme de vuestro número, estoy aquí solamente para haceros el bien. Por esto, comprended que todo lo que yo soy, es todo vuestro: día y noche, mañana y tarde, en cualquier momento. Yo no tengo más preocupación que procurar vuestro aprovechamiento moral, intelectual y físico. Mas para lograrlo necesito vuestra cooperación. Si me la prestáis, os aseguro que la del Señor no nos faltará y, entonces, estad ciertos de que realizaremos grandes cosas. No quiero que me consideréis como vuestro superior, sino como vuestro amigo. Por tanto, no me tengáis ningún miedo, ningún temor; antes al contrario, mucha confianza, que es lo que yo deseo, lo que os pido, lo que espero como de amigos verdaderos. Os lo digo claramente: aborrezco los castigos, no me gusta dar un aviso con amenaza para quien falte: no es éste mi sistema. Cuando uno ha faltado y puedo corregirle con una buena palabra; cuando alguien ha cometido un fallo y se enmienda, yo no pretendo más. Pero si tuviese que castigar a uno de vosotros, el castigo más terrible sería para mí, porque yo sufriría mucho. Cuando un padre tiene un hijo insubordinado, con frecuencia se enfada y toma, si es preciso, la correa, que en determinados casos es necesario emplearla y hace bien, porque qui parcit virgae odit fìlium suum (quien ahorra la vara, odia a su hijo). Así y todo, mi corazón no aguantaría golpear, ni el verlo. No porque yo tolere los desórdenes, no; especialmente si se tratase de algunos que escandalizaren a los compañeros: en este caso, por fuerza debería decirles: -Tú no puedes estar con nosotros. Pero hay un medio para prevenir todo disgusto mío y vuestro. íFormemos todos un solo corazón! Yo estoy dispuesto a serviros en toda circunstancia. Tened vosotros buena voluntad. Sed francos, sed sinceros, como yo lo soy con vosotros. El que estuviese en peligro déjese guiar y me lo diga. El que hubiere faltado no busque encubrirse, sino procure remediar el mal hecho. Si yo sé las cosas por vosotros mismos, entonces buscaré los remedios, a fin de que todo sea para vuestro mayor bien espiritual y temporal. Yo no quiero condenar a los que Dios hubiese perdonado, etc. etc. ((**It7.504**)) II Tengo que deciros algo muy importante: que me ayudéis en una empresa, en un asunto que me interesa mucho: salvar vuestras almas. Este no es sólo el principal motivo sino el único por el que estoy aquí. Pero sin vuestra ayuda, no puedo hacer nada. Necesito que nos pongamos de acuerdo y que reine entre nosotros verdadera amistad y confianza. Considerad qué fortuna habéis tenido al haber sido admitidos en el Oratorio. En vuestra casa, si queríais asistir a misa, había que andar mucho, levantarse pronto o esperar a muy tarde; aquí, en cambio, estáis a pocos pasos de la iglesia, y podéis oírla todos los días sin tener que sufrir ninguna molestia. En casa, si queríais confesaros teníais que esperar al domingo y en ocasiones había que caminar bastante, porque no se podía encontrar sacerdote: aquí, por el contrario, todos los sábados, todos los domingos y todos los días tenéis al sacerdote (**Es7.430**))
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