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((**Es7.388**) hecho, aún comprometedor, confíemelo como a ((**It7.453**)) un amigo y yo le aseguro que no sufrirá ningún perjuicio, antes bien, si es preciso, le daré el oportuno consejo. -Mil gracias, Excelencia, agradezco su cortesía y la bondad con que me habla. Confianza por confianza. Por cuanto ha oído hace poco a los informadores, puede usted discurrir sobre las demás imputaciones. La malignidad y la ignorancia acumularon mentira sobre mentira; éstas fueron publicadas por la prensa adversa a los sacerdotes y a los institutos de educación cristiana; algunos empleados gubernativos las recogieron y quisieron retenerlas como verdad, y así se fue formando una opinión falsa con perjuicio para mí o mejor dicho, para mis muchachos a quienes querrían separar de mí, para verlos desperdigados por la calle. Esa es la raíz, ese el fundamento de tanta patraña. Hasta ahora no he sido ni soy combatido más que con las armas de la calumnia y lo digo y lo afirmo, sin miedo a ser desmentido. Hace muchos años que vivo en Turín: desafío a quien quiera citarme una sola palabra, una línea, un acto que merezca reproche ante las autoridades, ante las leyes, y allí donde se cite y se pruebe, celebraré ser castigado severamente. Debo, en cambio, añadir con dolor, que no soy dignamente correspondido por quien debiera ser, si no remunerado, al menos respetado y dejado en paz. No hablo de los jefes del Gobierno, no hablo de S.E.; sino de ciertos subalternos que, por vanagloriarse de ser tenidos como adictos y progresar en la carrera, por un frívolo pundonor o por una mísera ganancia, se valen de su puesto para atribular a honrados conciudadanos, aun a costa de comprometer a los administradores del Estado... El Ministro le miraba conmovido. Cuando don Bosco sentía dentro de sí alguna pena, parecía que la naturaleza se quejaba y tomaba su acento cierto tono, tan dulce y tan afectuoso, que inclinaba a su voluntad a quien le escuchaba. -Me complace, prosiguió el Ministro, su sincero hablar. Le repito que su confianza no quedará sin efecto: pero no ha publicado usted una Historia de Italia que, según me dicen, ((**It7.454**)) contiene principios y máximas incompatibles con nuestros tiempos? -La Historia de Italia a que se refiere S.E. fue escrita, con la mejor voluntad de un ciudadano. Apenas impresa, envié un ejemplar al ministro de Instrucción Pública, Juan Lanza, el cual la hizo examinar, y habiéndola hallado preferible a todas las que corrían por las escuelas, la alabó, concedió un premio de mil liras a su modesto autor y poco después figuró en el número de los libros a repartir como (**Es7.388**))
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