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((**Es7.357**) alumnos volvían de las vacaciones de Pascua, don Bosco fue a presidir la conferencia de la Inmaculada Concepción. Tomó al final la palabra y, entre otras cosas, nos recomendó estas dos para bien de nuestros clientes 1. >> 1.§ Cada uno de vosotros esté atento cuando llegue su compañero de vacaciones; sea el primero en acudir a saludarle y reanudar las relaciones de amistad. Observe si su patrocinado necesita alguna advertencia y se la dé: esto hay que hacerlo especialmente en estos días. Además, durante los días de vacación, y el jueves de modo particular, procure cada uno buscar el modo de entretenerse más a menudo con su cliente; y en general cuando conozca que le conviene un aviso, no lo descuide y vaya, búsquelo, llámele aparte y con caridad dígale lo que conviene. >>2.§ Otra cosa más os recomiendo, y es que, cuando vayáis vosotros a confesaros, tratéis de llevar con vosotros a vuestro cliente. Decidle, por ejemplo: <<-Tengo ganas de ir a confesarme, pero no me gusta ir ((**It7.416**)) solo, ven tú y acompáñame.->> Generalmente él irá y así le ponéis en la ocasión de hablar con su confesor y, si por no estar bien dispuesto, no recibiese la absolución, al menos oirá algunos consejos del confesor que siempre le harán bien. >>Para concluir agregó que consideraba a la Compañía como a su guardia imperial; y que, así como un emperador se cree siempre seguro en el trono y pone en fuga a sus enemigos, mientras se mantiene en pie y fuerte la guardia imperial, así él esperaba con nuestra ayuda, desbaratar a los enemigos de las almas y mantener en casa el trono del Señor>>. Diversos nobles señores piamonteses y sacerdotes habían vuelto en aquellos días de Roma, donde, por recomendaciones de don Bosco, habían podido presenciar a su gusto las ceremonias de la Semana Santa en san Pedro. De uno de ellos, que se había quedado todavía en Roma, escribía el cardenal Marini a don Bosco: Mi Reverendo Señor: Las personas que se me presentan recomendadas por V. S. me son queridas como el mismo don Juan Bosco; por esto, he recibido con mucho gusto al canónigo Davicino, el cual, me hizo de caudatario para mejor presenciar las funciones de la Semana Santa. 1 Cliente. (Tomo V, pág. 346). Los miembros de la Compañía tenían, a veces, asignado un compañero poco cumplidor para vigilarle y ayudarle a portarse bien: a este tal, le denominaban cliente. (N. del T.) (**Es7.357**))
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