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((**Es7.242**) saludado con un aplauso general. Los ojos de todos se clavaron en don Bosco: -Entonces salimos? Reflexionó un momento don Bosco y luego, sonriendo, dijo: -Tengo unos soldados valientes: sin miedo; íen marcha! -íViva don Bosco! gritaron; íempiece la música! Y se echaron a andar. A las once llegaban a Castelnuovo. El teólogo Cinzano, lleno de alegría, había preparado espléndidamente las mesas y, acabada la comida, los viajeros emprendieron el camino hacia Villa San Secondo. Durante aquel tiempo había llovido y el cielo estaba amenazador. Por lo cual algunos alumnos, de constitución más débil, recibieron orden de quedarse en Castelnuovo y volver después a Morialdo. En esto que se vió a don Bosco montado en un tílburi, al que le había hecho subir un buen señor para que no fuera a pie por aquellos caminos fangosos. Los muchachos se apartaron a los lados para dejarlo pasar, entre vítores y aplausos: él saludándoles y agitando el sombrero les decía: -Os adelanto para ir a preparar la cena. Aquellos buenos muchachos siguieron camino de la meta. Volvió el sol a alegrarles, pero, una vez pasado Mondonio comenzó a llover a cántaros. La lluvia duró varias horas. El camino se convirtió en un arroyo y el barro arcilloso hacía difícil la marcha, ya que se pegaba fuertemente a los zapatos; pero a pesar de ello aquellos valientes muchachos llegaron a Piea ya de noche; temían perder el camino, si seguían hacia Villa San Secondo en medio de aquella oscuridad. -Qué hacemos ahora?, preguntaron algunos. -Oíd, dijo un sacerdote, al que don Bosco había dado las instrucciones necesarias por si acaso: Piea es un pueblo ((**It7.278**)) que conocemos. Vayamos al Castillo a pedir hospedaje. -Vamos, respondieron todos. El castillo está colocado en la cima de una colina caliza, así que la subida resbaladiza y empinada fue lenta y pesada y causa de más de una voltereta. Pero de repente se oyeron voces amigas que invitaban a subir: desde la puerta, abierta de par en par, gritaban los criados a los muchachos: -Don Bosco os espera. Había llegado una hora antes, anunciando al caballero Gonella la visita de sus alumnos. El Caballero los recibió con alegría y, junto con su familia, preparó (**Es7.242**))
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