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((**Es6.746**) Sonrióse el Rector y no respondió. Ello dio pie al clérigo Boggero para que escribiera al caballero Oreglia una carta, fechada a 5 de julio, en la que exponía muy por extenso cuanto hemos contado. El clérigo estaba sumido en gran tristeza. Decía en su carta: <>. Y terminaba su carta en estos términos: <((**It6.988**)) temo tener que marchar de aquí tan pronto, teniendo en cuenta que el canónigo Vogliotti y el Rector han dicho que Vaschetti y yo éramos necesarios por ahora...>> El caballero Oreglia entregó la carta a don Bosco, el cual no tardó en consolar a Boggero con una esquelita de pocas, pero preciosas palabras: Suma prudencia unida a una gran paciencia; resignación a la voluntad de Dios y confianza en El. Entretanto nada se traslucía a los extraños sobre esta desdichada rivalidad; algún clérigo del Oratorio fue en el mes de agosto al Seminario de Giaveno para reponerse; y algún otro, con el clérigo Francesia, pasaron allí unas semanas de vacaciones como en su propia casa. Pero el Rector, con razones y alusiones indirectas, los tentaba para dejar a don Bosco y unirse a él, dándoles esperanzas de conseguir el apoyo de la Curia para una segura y lucrativa posición en la diócesis. Hacía ya algún tiempo que el Rector no había vuelto a Turín, cuando don Bosco fue a visitar al canónigo Vogliotti para tratar de las enojosas desavenencias de Giaveno. Encontró al Provicario impresionado ante las sugestiones del Rector y ante la noticia de que don Bosco pensaba hacer volver al Oratorio a Vaschetti y a Boggero. (**Es6.746**))
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