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((**Es6.742**) escribiéndole cartas afectuosas, que su buena madre conservaba todavía en 1891. Estaba entre ellas la siguiente del caballero Oreglia: Mi querido amigo: Aunque acostumbro pensar bien de todos, sin embargo, debo dudar mucho de ti por tu prolongado silencio; la verdad es que, si estuvieras bueno, creería imposible que no hubieras escrito todavía ninguna carta a mí ni a ninguno de la casa. Temo, pues, mucho que tu salud esté más que medianamente comprometida; por lo cual, cualquiera que sea tu respuesta, lo mismo yo que tus compañeros, desearíamos que se nos disipara esta duda. También tú desearás saber cómo van por aquí nuestras cosas. Por lo poco que puedo, intentaré decirte algo. Por lo que se refiere ((**It6.982**)) a la vida de cada día, así de los estudiantes como de los aprendices, no hay novedad alguna, salvo pequeñas variaciones en el horario, en virtud de las cuales, las horas calurosas de después de la comida quedan repartidas de manera que puedan descansar, para así poder dedicarse al estudio y divertirse en las horas de la tarde. Pero más podrá interesarte cómo han transcurrido las fiestas de San Juan, el 24, y de San Luis, el 30 de junio. Comenzando por la primera te diré que los muchachos regalaron a don Bosco un reloj para la torre de la iglesia, por lo cual, cuando vuelvas, oirás dar las horas y así no tendrás que ir en busca de alguien que te la diga. Y como el gasto es considerable, los alumnos no han podido todavía cubrirlo completamente; pero, por fortuna, el vendedor nos dio un año de plazo para pagarlo. Te digo esto para que si, por acaso, tienes la suerte de encontrarte con algún admirador de las virtudes de don Bosco y sostienes con él relaciones de amistad y confianza, puedas invitarle para que ayude a los pobres muchachos a hacer el último esfuerzo. Dicho sea esto entre nosotros para reír un poco. Por la mañana hubo Comunión general; después dispuso don Bosco que se sirviera café con leche a todos los de la casa y de los otros oratorios y a todos los externos que acudieron a las funciones; figúrate que fueron menester más de cien litros de leche, sin contar la fruta, el salchichón y el pan para los externos. Hubo después una solemne misa cantada por don Bosco, a la que siguió una espléndida comida (more pauperum) al estilo de los pobres, con música, poesías y brindis; más tarde, se celebraron diversas piñatas y otros juegos hasta la hora de las funciones de la tarde, en las que ofició de nuevo don Bosco a toda orquesta, lo mismo por la mañana que por la tarde. Después de la exposición y bendición con su Divina Majestad, hubo confetti, fruta para merendar, fuegos artificiales, globos, cohetes, un derroche de poemas leídos por los alumnos, regalos variados presentados por los muchachos, particularmente los externos, y por los señores de la ciudad; en fin, querido Severino, sólo faltabas tú; de haber estado, hubiera sido completa la fiesta. Después de todo esto, a las once de la noche nos fuimos a la cama la mar de satisfechos y bien cansados, sobre todo don Bosco, que ya no podía más. Salto de un vuelo a San Luis, porque de otro modo me faltaría el tiempo y también el papel. Contribuyeron a la pomposa celebración de esta fiesta el Vicario General de Turín, que vino a celebrar la misa de comunión general y repartió más de setecientas comuniones; el Vicario ((**It6.983**)) Capitular de Asti, que celebró la misa solemne, dio la bendición e hizo el panegírico de san Luis; el conde de Collegno, que fue el Prioste de la fiesta, costeó el desayuno de la mañana, que se dio a todos los asistentes a la misa, y no bastaron mil raciones; hubo después, como para san Juan, una comida más abundante, con música, etc.; por la tarde, una lotería en la que todos (**Es6.742**))
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