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((**Es6.729**) -El jueves haremos el ejercicio de la buena muerte. Deseo que lo hagáis bien, pues hay uno que no podrá volver a repetirlo. >>El día 6 de junio, jueves, octava del Corpus Christi y aniversario del milagro del Santísimo Sacramento, acaecido en Turín en 1453, y a la misma hora de aquel gran portento, el conde de Cavour pasaba a la eternidad. íQué coincidencia! Había subido al más alto grado de la escala social y de pronto la mano del Todopoderoso lo precipitaba en la tumba. Apenas si habían transcurrido seis meses desde el día en que preguntó a la Cámara de Diputatos: -Sabéis qué sucederá en Europa dentro de seis meses? -El pensamiento de Cavour era que en el término de seis meses se apoderaría de Roma. Y antes de cumplirse el plazo, había desaparecido de la escena ((**It6.964**)) de este mundo, y sin reparar de ningún modo las ofensas causadas a la religión. >>Aquel día, con ocasión del ejercicio de la buena muerte, hubo comunión general en el Oratorio. Por la noche comunicaba don Bosco a la comunidad la muerte de Cavour. Y comentó: -Es digno de lástima el noble Conde, pues no encontró en sus últimos momentos un verdadero amigo de su alma. Pero nos consuela la esperanza de que, por la intercesión de san Francisco de Sales, de quien descendía por parte de su madre, y era por tanto su pariente, Dios le haya tocado el corazón a tiempo y concedido el perdón>>. Recordaban los muchachos la predicción hecha por don Bosco a fines del año anterior, 1860, y fue, y es todavía hoy día 1 persuasión de todos los que lo oyeron, que él había previsto aquella muerte. El día 7 por la tarde, fue enterrado con grandioso acompañamiento; pero obscurecióse el cielo, y llovió torrencialmente, de suerte que, contra toda previsión, fue perturbado el cortejo fúnebre. La cámara, el senado, la magistratura, el ejército y el ayuntamiento, que habían rehusado acompañar a Jesucristo en el Santísimo Sacramento, tuvieron que ir procesionalmente detrás de un féretro, con aquel tiempo endiablado. Aquella misma noche se refirió don Bosco a la preciosidad del alma y dijo a la comunidad: -Hay algunos que, a pesar de todos los esfuerzos hechos para ponerlos en el buen camino, no quieren convertirse. Esperaré todavía un poco, y después me veré obligado a descubrirlos aquí en público. Esto equivalía a ser expulsados de la casa, si eran peligrosos para 1 Escribe Lemoyne en 1907. (N. del T.) (**Es6.729**))
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