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((**Es6.620**) Permítasenos hacer tres reflexiones sobre este sueño. La primera empleando palabras del mismo Ruffino: <>. Estas palabras fueron escritas por Ruffino con fecha 30 de enero de 1861, y de ellas se infiere que anteriormente don Bosco había narrado otros muchos sueños, cuyos textos originales se perdieron, o, al menos, que los que hemos esbozado en los volúmenes precedentes, fueron por él desarrollados con mayor amplitud y abundancia de pensamientos y amonestaciones. Por lo demás, hemos de hacer nuestras estas afirmaciones, pues nosotros mismos, más de cien veces, al escuchar estos relatos de labios de don Bosco, llegamos a las mismas conclusiones. La segunda sugerencia es de don Miguel Rúa y se refiere a la realidad de los conocimientos que don Bosco adquiría durante tales sueños, sobre el estado de las conciencias de sus jóvenes. <((**It6.823**)) asistentes. Yo, en cambio, puedo asegurar con toda certeza que jamás, en los muchos años que viví a su lado, ni yo, ni ninguno de mis compañeros pudimos darnos cuenta de tal cosa. Por otra parte, siendo nosotros entonces jóvenes y estando en medio de los jóvenes, al cabo de breve tiempo podríamos haber descubierto con mucha facilidad que el siervo de Dios hacía uso de confidencias hechas por alguno de la casa, ya que los muchachos difícilmente saben guardar un secreto. >>Era tan común entre nosotros la persuasión de que don Bosco nos leía los pecados en la frente que, cuando alguno cometía una falta, procuraba evitar el encuentro con él, hasta después de haberse confesado; y esto sucedía mucho más frecuentemente después de la narración de un sueño. Tal persuasión nacía en los alumnos del hecho que, yéndose a confesar con él, aunque se tratase de jóvenes que (**Es6.620**))
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