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((**Es6.566**) El niño no entendió en aquel momento qué significaban aquellas palabras y las olvidó; pero más tarde, cuando entró en el Oratorio, bastó su primer encuentro con don Bosco para que se despertara en su mente el recuerdo de las palabras oídas; y habiendo venido con él un primo suyo, lo llevó a la habitación de don Bosco y le preguntó: -Será sacerdote él también? Don Bosco no respondió, miró al muchacho con una mirada llena de bondad y después añadió: -No, tu primo no llegará a ser sacerdote, aunque vestirá por algún tiempo la sotana. Está destinado a hacer mucho bien en el mundo. El primero fue, en efecto, sacerdote y párroco insigne, y su primo se dedicó a la enseñanza, después de dejar la sotana clerical, y goza de merecida fama de hábil maestro cristiano. ((**It6.750**)) Regresó la comitiva a I Becchi y el día 9, después de preparar todos su hatillo, comenzaba la excursión que duró poco más de una semana. Para no repetir escenas semejantes a las ya contadas, describiremos en pocos rasgos las de la presente excursión, remitiendo a nuestros lectores a las advertencias, que hicimos en el paseo de 1859, y al relato de los otros más cortos de los años anteriores, cuando los muchachos volvían cada noche a su cuartel general de I Becchi. Hízose, pues, un alto en Passerano, pasando por Mondonio, en el castillo del conde Radicati, donde estaba de párroco don Juan Allamano, muy amigos los dos de don Bosco. Ya en los años anteriores habían sido invitados por el Conde para ir a verle en su castillo, donde siempre eran agasajados con generosa cordialidad. Otra parada fue la de Primeglio, donde los hospedaron la marquesa Doando y el marqués, que pasaba de los noventa años. Habían mandado matar un ternero, así que hubo carne asada en abundancia. Se cantó una misa de difuntos, acompañada por la banda de música, sin órgano y sin partituras por no haber pensado en ello en Turín. Celebró el parroco don José Prinotti. Estuvieron un día entero en Montechiaro con los dos párrocos, don Santiago Belussi y don José Aluffi. También les recibió Montiglio con gran regocijo del Vicario foráneo, don Vicente Roberto. En Marmorito los acogió triunfalmente su párroco, el teólogo Carlos Valfredo, depués de haber visitado otras aldeas. Por doquiera que iba don Bosco era esperado siempre por una extraordinaria muchedumbre. La banda, las representaciones teatrales, (**Es6.566**))
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