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((**Es6.543**) que se diera prisa en socorrer a aquel colegio. Don Bosco declaróse dispuesto a hacer cuanto estuviese a su alcance, pero deseaba saber qué condiciones pensaban exigirle. Le contestaron: -Ninguna; se le da plena libertad de acción; póngase al frente de todo; haga y deshaga, como si se tratara de un asunto totalmente suyo; determine el personal; nombre el Director, acepte en el Colegio a quien quiera, imponga reglamentos: ísalir a flote es nuestro plan; eso es todo! Entonces aceptó don Bosco y, agradeciéndoselo cordialmente, confirmáronle los dos canónigos su plena autoridad en la dirección del Colegio. -Pero con qué medios piensa lograr su intento?, preguntáronle todavía aquellos señores. -Déjenlo de mi cuenta; ya verán. Volveremos a abrir las escuelas en noviembre, con cien alumnos, por lo menos. Manifestó el canónigo Vogliotti que le parecía imposible alcanzar aquel número al comienzo del curso; pero don Bosco confirmó la promesa y expuso su plan. Se reservaba para sí, según atestigua don Francisco Vaschetti, la alta dirección del Seminario, mas sin asumir la investidura oficial, que efectivamente nunca ostentó. Puso después la condición absoluta de que el Rector interno tenía que ser independiente del Arcipreste y de todos los demás sacerdotes del pueblo; y que no reconocería más Superior que la suprema autoridad diocesana. Pidió además que la Curia declarara esta independencia con un decreto. ((**It6.720**)) Y el Canónigo aceptó aquellas condiciones. Deseaba don Bosco enviar a don Víctor Alasonatti como Rector a Giaveno; pero, dado que su presencia en Turín era indispensable, nombró para este cargo a su amigo don Juan Grassino, teniente cura de Cavallermaggiore, que había vivido seis meses en el Oratorio y conocía su método de educación. El Provicario asintió, y el antiguo vicerrector y ecónomo, teólogo Alejandro Pogolotto, no tardó en ser nombrado Canónigo de la Colegiata de Chieri. Avisado don Juan Grassino del honroso, pero difícil cargo que se le quería confiar, se presentó en el Oratorio declarando que no lo aceptaba; pero se sosegó con las razones de don Bosco. Prometióle éste que le daría como auxiliares algunos clérigos modelos de virtud y un Prefecto entendido en economía, en enseñanza clásica, y que sería su brazo derecho para la disciplina. Aseguróle, además, que lo asistiría constantemente de obra y de palabra. (**Es6.543**))
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