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((**Es6.502**) supo qué le pudo decir a Spaventa para producirle semejante cambio. Contó después don Bosco a sus colaboradores sólo la parte del coloquio que se refería al Oratorio, y por sus palabras se pudo reconstruir el diálogo. Invitó el Secretario a don Bosco a sentarse junto a él y después, en tono amable y bondadoso, le dijo: -Sé que usted hace mucho bien; dígame, pues, en qué puedo servirle, puesto que, por cuanto de mí dependa, lo haré muy gustoso. -Pido con todo respeto, respondió don Bosco, que me diga el por qué de los registros; más aún, de las persecuciones, que ordena el Gobierno contra mí. -Es que usted sigue una política... tiene un espíritu... Pero, yo no estoy en condiciones de decirle todo. Hay cosas reservadas al señor Ministro. Habría que hablar con él. Puedo decirle, con todo, que se pondría inmediatamente término a todas las molestias, si usted quisiera hablar claro y revelar los secretos. -No sé, caballero, a qué secretos pretende aludir. -A los secretos jesuíticos, por culpa de los cuales se le hicieron los registros de que usted se lamenta. ((**It6.668**)) -Ignoro en absoluto tales secretos y ansío conocerlos para hacer las aclaraciones oportunas, si está en mi poder. Hábleme Su Señoría con toda franqueza y yo le responderé con la misma sinceridad. -Yo no puedo entrometerme en eso; pregúnteselo al Señor Ministro y se lo dirá todo. -Si Su Señoría cree que no puede decirme lo que pregunto, hágame al menos una excelente obra de caridad. -Cuál sería? -Obtenerme una audiencia del Señor Ministro. -Sí, haré por obtenérsela; pero a estas horas es muy difícil. Voy, sin embargo, a intentarlo. Espere aquí un momento, pero no hable con nadie de este asunto, porque podría ser mal entendido y peor interpretado, con mayor daño para usted. Dicho esto, salió el señor Spaventa del despacho, fue a hablar con el comendador Farini, y media hora después volvió. Díjole entonces a don Bosco: -El Ministro está ocupado, y no puede por ahora recibirle, pero mañana le avisará cuándo podrá hacerlo. Diole don Bosco las gracias y salió sereno y sonriente. El Secretario, (**Es6.502**))
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