Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es6.471**) ((**It6.627**)) -Dime alguno; tengo muchas ganas de saberlos. -He oído decir que no es bueno contar a nadie lo oído en la confesión. De todos modos, si usted desea oír buenos consejos, puede ir a confesarse con don Bosco, y estoy seguro de que le dará tantos como quiera. -Ahora no tengo tiempo. Pero, dime: no te dice que el Papa es un santo? -Dice que el Papa se llama Santo Padre; y creo realmente que lo es, pues es muy bueno y es el Vicario de Jesucristo. -No te dice que son unos criminales los que le han quitado una parte de sus Estados? -Esto no pertenece a la confesión. -Pero esto, no es pecado? -Si lo es, que lo piensen los culpables, cuando vayan a confesarse. Yo no lo he hecho y, por tanto, no tengo que confesarlo. Baste lo narrado para que cada uno pueda formarse idea del resto. Y, ya fuera por el cansancio, ya fuera por la convicción de no poder encontrar el cuerpo del delito, los inspectores, después de casi siete horas de trabajo inútil, desistieron de la innoble empresa y resolvieron marcharse. Sin embargo, secuestraron un paquete de cuadernos, sacados de cada una de las clases, para mejor examinarlos en su despacho, Gatti añadió un ejemplar de la Vida de Domingo Savio, que encontró a un alumno de primer curso de Bachillerato; y don Bosco, para que la medida quedara bien colmada, agregó también un ejemplar de los reglamentos de la Casa, por aquel entonces sólo manuscritos. -Por estos reglamentos de la casa, dijóles don Bosco al entregárselos, podrán ver los Señores Ministros, en qué principios y máximas morales se apoya la educación, que yo imparto a mis alumnos, y podrán convencerse de que este Centro, lejos de crear fastidios al Gobierno, coopera, por el contrario, al bienestar de las familias y de la sociedad, ((**It6.628**)) formando buenos hijos y honestos ciudadanos. Quiero, pues, esperar, añadió, que me dejarán a mí y a mis pobres muchachos. Así que se vio libre, volvió don Bosco a juntarse con sus jóvenes, e invitó a todos a ir a la iglesia para dar gracias al Señor. Pero le desagradaba al clérigo Durando que se llevaran las autoridades los cuadernos secuestrados a los alumnos, y se los reclamó por medio de los mismos alumnos. Alegaron éstos la necesidad que tenían de ellos para la clase y para los exámenes finales; y, además, que eran de su propiedad. Y se los devolvieron. (**Es6.471**))
<Anterior: 6. 470><Siguiente: 6. 472>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com