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((**Es6.434**) y así, después de beber, les hizo notar que había llegado la hora en que, como todos los sábados, él debía ir a confesar. Les rogó, pues, que dejasen subir a los muchachos a la habitación como solían, o empezaran ellos a hacer su propia confesión. -Yo lo necesito, dijo uno. -Yo también, replicó otro. -Y yo más que ninguno, concluyó el abogado Grasselli. -Entonces, dijo don Bosco, empecemos. -Si hiciéramos esto, observó el Delegado, qué dirían los periódicos? -Y si vais al infierno, repitió don Bosco, irán acaso a sacaros los periódicos y los periodistas? -Tiene usted razón, pero... basta ícaramba! Otro día... otro día... Mientras tanto, entre una cosa y otra, sonaron las seis de la tarde. Habían rebuscado por todos los rincones de la habitación de don Bosco y de la contigua biblioteca, pero sus pesquisas habían resultado inútiles. Aquellos hombres ya tenían hambre. Don Bosco recibía llamadas insistentes de unos y de otros de la casa para un sinfín de asuntos de la familia; a más, los muchachos que solían confesarse con él querían entrar en la habitación y empezaban a porfiar con los guardias que no los dejaban pasar. En vista de lo cual los del tribunal mandaron a los guardias retirarse de los puestos donde habían sido colocados y determinaron llegar a una transacción y concluir aquel negocio marchándose del Oratorio, pero don Bosco se opuso. -Levanten acta de lo realizado, les dijo, y después pueden marcharse. -La haremos en la oficina, contestó el Delegado. ((**It6.578**)) -Esto no les conviene a ustedes ni a mí, replicó don Bosco. -Por qué? -Porque ustedes podrían cambiar el estado de las cosas, lo mismo que podría hacerlo yo también; por lo tanto extiéndase aquí el acta en debida forma. -Pero si no hemos encontrado nada. -Hagan constar en su acta que no encontraron nada. -La firmará usted también? -Extiéndala de acuerdo con la verdad, y también yo la firmaré. Y así se hizo. He aquí el documento. El 26 de mayo del año 1860, en Turín, en casa del muy reverendo don Juan Bosco, propietario de un internado de muchachos aprendices y estudiantes, situado en la calle Cottolengo. (**Es6.434**))
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