Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es6.380**) y le encargué comunicara a usted los datos que desea de este hermoso templo. Estos días se encuentra muy atareado, pero tan pronto como termine la Pascua, se ocupará de ello y le escribirá directamente. Me complace mucho poder servirle y ser útil a sus piadosas empresas en favor de nuestra santa religión. En estos días se han reimpreso aquí en Florencia las Conversaciones entre un abogado y un párroco, que usted compuso sobre el sacramento de la confesión. Es un libro óptimo que ya ha comenzado a producir buen efecto, poniendo en buen camino a alguna alma descarriada. Me complazco en comunicárselo para gloria de Dios y para su satisfacción. Me cuidaré también de que se difundan por aquí las excelentes Lecturas Católicas, que se publican en Turín, cuya propaganda para el año octavo me envió. Siga mandándome con plena libertad. Tenga un recuerdo para mí en sus oraciones y me considere como me suscribo, lleno de respeto y estimación. De usted, apreciadísimo señor, Florencia, 2 de abril de 1860. Su seguro servidor JOAQUIN, Arzobispo de Florencia Fue esta carta el comienzo de una afectuosa correspondencia, a través de la cual concertaron, poco tiempo después, don Bosco y el distinguido Prelado la manera de frenar la propaganda de los ((**It6.504**)) protestantes, que se habían establecido en un arrabal de Florencia. Así lo refiere monseñor Cagliero. Pero mientras don Bosco trabajaba de tantos modos para la salvación de los pueblos, se industriaba por llevar a Dios los individuos que componen las muchedumbres y pueblos, es decir, todos aquellos con los que topaba y que él mismo andaba buscando. Era ésta una obra que pedía más humildad y sacrificio que la primera. íA cuántos de éstos, invitados por él a confesarse y después reconciliados por él con Dios, se los vio el día de Pascua, 8 de abril, comulgando en el Oratorio junto con los muchachos! Nos contó el teólogo Reviglio: <>-íSi no llega a ser por usted, que me agarró, hubiera caído al suelo! >>Replicóle don Bosco: >>-íOjalá pudiera yo agarrarle e impedir que cayera en el infierno! >>Tanta impresión hicieron estas palabras en el obrero, que, como iluminado por un relámpago, reconoció el lastimoso estado de (**Es6.380**))
<Anterior: 6. 379><Siguiente: 6. 381>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com