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((**Es6.271**) Si supierais la suerte que tenéis pudiendo estudiar, pondríais todo vuestro empeño para no perder ni siquiera un segundo de tiempo. íCuántos mayores hay a quienes se les oye suspirar y decir a menudo: íoh, si yo pudiera volver atrás y rehacer los años de mi juventud que perdí inútilmente, qué bien los emplearía ahora! Si lo hubiera hecho entonces, que era el tiempo para ello, ahora poseería muchos conocimientos que no tengo; y en la hora de la muerte sobre todo dirán: ahora tendría más méritos para el paraíso. íCuántos jóvenes de vuestra edad estudiarían día y noche si poseyeran los medios que tenéis vosotros para estudiar! Se cuentan por millares los que piden ser admitidos en esta casa y dan muestras de tener verdaderamente buena voluntad, pero no hay sitio para todos. Y vosotros fuisteis los preferidos por la divina Providencia. Si hubiera entre vosotros alguno que no quisiera estudiar y prefiriera la holgazanería, a pesar de los grandes sacrificios de los padres, de los superiores, que hacen cuanto pueden para ayudaros y también de los compañeros que os dan tan buenos ejemplos, íqué cuenta más rigurosa deberéis dar a Dios, si no aprovecháis el tiempo que tenéis! El Señor nos pedirá cuenta hasta de un solo minuto perdido. Pensad la que habrá de dar quien pierde horas, y a veces sesiones enteras de estudio, sin hacer nada. íAnimo, pues! Seguid el buen camino que habéis emprendido, pero no olvidéis nunca que para estudiar bien, hay que empezar ab alto, (desde lo alto). Al poneros a estudiar rezad con devoción una oración de ofrecimiento de actos como la rezaban san Luis, Comollo y Domingo Savio. 17 de diciembre La entrega que se realiza cada noche de los objetos hallados, hasta de los más pequeños, hace suponer que nadie se permite guardar lo que no es suyo. Sin embargo, como el demonio es muy listo y podría engañar a alguno, acordaos siempre que apropiarse de lo ajeno es el vicio más deshonroso del mundo. Tenido por ladrón, difícilmente se quita de encima este sambenito. ((**It6.354**))-íFulani to es un ladrón! -dirán los compañeros al llegar a sus casas-íFulanito es un ladrón!, repetirán los de su pueblo; y todos huirán de él. Pero lo que más espanta es aquella sentencia del Espíritu Santo: Fures regnum Dei non possidebunt. (Los ladrones no poseerán el reino de Dios.) Los ladrones jamás entrarán en el paraíso. Todos sabéis que en un ojo no cabe una mota. Pues lo mismo sucede en el paraíso. Allí no entra ni una pajita ajena. Si uno muriese después de robar una aguja, esto bastaría para no dejarlo entrar en el paraíso. Verdad es que una aguja es materia ligera de pecado, pero tendría que pagarlo muy caro en el purgatorio. San Agustín dice: <> (no se perdona el pecado, si no se restituye lo robado). Puede uno confesar el pecado, sí; pero no se le perdonará mientras no restituya, en el bien entendido de que pueda devolver y sea materia grave lo robado; y si no pudiera hacerlo, debe tener voluntad verdadera y eficaz de restituir. Pero, ícuidado! Porque muchas materias ligeras, al sumarse, pueden llegar a formar poco a poco materia grave. Diez céntimos hoy, mañana una corbata, un libro otro día, luego un cuaderno, y después un poco de fruta..., hacen pronto una cuenta seria ante el tribunal de Dios. Así pues, si no queremos exponernos al peligro de ser deshonrados ante todo el mundo, si no queremos cargar nuestra conciencia, tengamos mucho cuidado de no tocar nada que no sea nuestro. Debemos considerar lo ajeno como si fuera fuego. Si nos cae encima una chispa, la sacudimos al momento. Así también, si vemos cerca de nosotros algo que no es (**Es6.271**))
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