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((**Es6.267**) peligros para la juventud eclesiástica. El profesor Tomás Vallauri decía a don Juan Bautista Francesia: -Sigue don Bosco pensando en enviar a sus clérigos a la Universidad? Dígale de mi parte que aquí se respira un aire pestilencial. Pero don Bosco abrigaba la seguridad de que sus hijos tenían profundamente arraigados en su corazón los principios católicos, y además estaban prevenidos con sus continuos avisos. -Queréis ser fuertes para luchar contra el demonio y sus tentaciones? Amad a la Iglesia, venerad al Sumo Pontífice, frecuentad los Sacramentos, haced frecuentes visitas a Jesús en el Sagrario, sed muy devotos de la Virgen, ofrecedle vuestro corazón y así superaréis todos los combates y todos los halagos del ((**It6.348**)) mundo. Cuando se trata de hacer el bien, de rechazar o combatir el error, poned vuestra confianza en Jesús y María, y entonces estaréis preparados para vencer el respeto humano e, incluso, para sufrir el martirio. Y por esto, guiado por su iluminada prudencia, dejó a sus hijos como norma y testamento que siguieran asegurando la existencia de sus escuelas, proporcionando a los sacerdotes y a los clérigos la oportunidad de conseguir los títulos oficiales para la enseñanza. Acabamos, pues, de exponer las principales observaciones que, durante algunos años, se oyeron repetir para desacreditar a don Bosco, y las razones en defensa de su conducta. Verdad es que por entonces no podían sus detractores prever y ponderar las rectas intenciones y las consecuencias de los actos de don Bosco; sin embargo, no podían ignorar que él se mantenía siempre firme en procurar el mayor bien posible de la juventud, y de una manera heroica. En la marcha general de sus obras habrán encontrado también algunos defectos inevitables en toda empresa humana, que el mismo don Bosco lamentaba y se esforzaba por corregir hasta donde le era posible; pero no prestaban oído al aviso del Espíritu Santo, que encontramos en el libro de los Proverbios: <> 1. Por el contrario, en otras ocasiones estos señores enviaban a monseñor Fransoni informes contra don Bosco. Cuando el canónigo Nasi fue a Lyon a ver al Arzobispo, éste le preguntó: -Pero, en resumidas cuentas, a qué se dedica don Bosco, a hacer el bien o a hacer el mal? Dióle el canónigo las explicaciones que un amigo sincero del Oratorio podía dar; el Arzobispo quedó contento con ellas, y muy 1 Prov. XXIV, 15. (**Es6.267**))
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