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((**Es6.233**) Joven Cristiano (El Joven Instruido). Dejó escrito: <>. Desde aquel momento Rossi fue un émulo de Buzzetti en su amor a don Bosco y en su ayuda para la marcha material del Oratorio. Cuando él entró había ya unos trescientos internos. ((**It6.299**)) El concepto que la gente tenía del Oratorio queda patente con las siguientes cartas. Escribía don Bosco en estos términos al barón Feliciano Ricci, de Cúneo: Queridísimo Señor Barón: La divina Providencia no dejará de ayudarnos a todos. Después de leer su carta, que demuestra la absoluta necesidad de internar al joven Magliano, he determinado hacerle pasar por delante del millar de peticionarios y reservarle una plaza para el primer lunes después de la Epifanía de 1860. Comunique esta noticia al benemérito señor Ferraris y dígale que, como presidente de la Sociedad de San Vicente, está obligado a pagar con una avemaría la aceptación de su recomendado. No fijo cuota alguna para su entrada; me limito a decirle que las especiales necesidades en que se encuentra esta casa son graves, por lo que la recomiendo a su caridad, benemérito señor barón, a la del caballero Ferraris y a la de la misma Conferencia de San Vicente. Si todavía no los ha recibido, pronto tendrá usted los libros que se dignó pedirme. A usted en particular, señor Barón, deseo la santa virtud de la paciencia, y recomendándome a mí y a mis pobres muchachos a la caridad de sus devotas oraciones, me profeso con toda estima. De V.S. queridísima. Turín, 16 de diciembre 1859. Su afectísimo y seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. Unos días después contestaba don Bosco a otro ilustre personaje. Queridísimo en el Señor: Por mucho que discurra, no me es posible encontrar sitio en esta casa, literalmente atestada. Es más, durante el verano envié a algunos al campo, a casa de mi hermano, que en el invierno no sabe ((**It6.300**)) en qué emplearlos. Por lo tanto, a medida que queda algún puesto libre, será preciso que recoja a esos pobrecitos, que holgazanearían en la ociosidad y en el abandono. íQué le vamos a hacer! Rogaré al Señor para que ayude a usted y a su madre, a fin de que entre todos puedan salvar el alma de ese muchacho. Que Dios bendiga a usted y sus muchos asuntos y, en lo que yo pueda, créame siempre. Turín, 21 de diciembre de 1859. Afmo. amigo JUAN BOSCO, Pbro. (**Es6.233**))
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