Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es6.166**) himnos de la Iglesia comprendiendo bien el sentido, invitó al sacerdote y profesor Mateo Picco para que se los explicara todos los jueves; a estas explicaciones acudían también los estudiantes del Cottolengo. El año 1859 se encargó de esta conferencia don Agustín Zattini, natural de Brescia, aspirante a la Pía Sociedad, el cual explicaba a veces los miércoles y a veces los domingos después de la segunda misa, el salmo y las demás oraciones y respuestas de los ayudantes al Sacrificio de la Misa, para que entendieran bien lo que decían. Durante los años 1860-61-62-63 continuó esta costumbre de los miércoles el teólogo Borel en un salón en ángulo, uno de cuyos brazos correspondía a la actual enfermería, y el otro caía bajo la habitación de don Bosco. En el vértice del ángulo, formado por las dos salas, se sentaba el teólogo revestido de roquete y estola y todos los estudiantes y los clérigos estaban alineados a su derecha y a su izquierda. Exponía el catecismo en forma razonada. Habló un año entero de la fe, con tal claridad que todos le entendían. Fides sine operibus mortua est: sine fide impossibile est ((**It6.210**)) placere Deo. (La fe sin obras está muerta; sin la fe es imposible agradar a Dios.) Resultaba verdaderamente sublime cuando describía la belleza de esta virtud teologal, nos dijo el profesor don Juan Garino que estaba presente. Algún año dio don José Bongiovanni estas lecciones de moral en el salón de estudio, y después desapareció esta costumbre. Por último mencionaremos la conferencia o clase de urbanidad que se impartía una vez a la semana en el salón de estudio, los jueves por la mañana y, a veces, los domingos antes de comer. Esta incumbencia correspondía al Prefecto de la Casa y fue el primero en desempeñarla don Víctor Alasonatti en 1855. Era como la coronación de la educación cristiana, ya que los muchachos, llegados del campo o del taller, no habían aprendido las buenas maneras para comportarse con garbo en sociedad. Las normas se sacaban de los libros santos del Nuevo y Antiguo Testamento, que hablan de cómo portarse en la mesa, de no sentarse cuando otros están de pie, del comportamiento al presentarse a los superiores, al estar entre los compañeros, al conversar con personas de respeto, en los recreos; en conclusión, de la manera como hay que conducirse en cualquier circunstancia de la vida. La actitud de una persona es un tácito intérprete del corazón y de esto se puede conjeturar cómo es su carácter natural. Dice el Espíritu Santo en el Eclesiástico: <(**Es6.166**))
<Anterior: 6. 165><Siguiente: 6. 167>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com