Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es6.120**) opinión de quienes habían vivido con él podía causar daño, insinuando dudas en muchos de ellos. Sobresalía entre los que se atrevían a hablar sin respeto y con mayor libertad de esta biografía cierto clérigo. Los alumnos andaban divididos con distintas opiniones. Pero muchos procuraban vivir alejados de aquellos críticos y no querían tomar parte en sus discusiones. En esto, se hizo público un hecho que parecía dar razón a los contradictores de don Bosco. Este había contado la invitación hecha a Domingo Savio para ir a nadar y había omitido el detalle de que el jovencito cedió la primera vez a las instancias de un compañero. Resultó que este compañero y paisano suyo, un tal Z..., era estudiante en el Oratorio y salió negando abiertamente que Savio hubiera rechazado ir a bañarse, puesto que lo había invitado él mismo y había ido con él. El tarambana se vanagloriaba de ello como de una gran proeza. Se armó, pues, un escándalo. El edificio de virtudes, aunque verdaderas, levantado por don Bosco parecía derrumbarse. Demostrada la falsedad de un hecho, podían negarse también los demás. Pero don Bosco, ((**It6.148**)) durante varios días, no dijo una palabra en su defensa, ni aun en privado, aunque estaba perfectamente enterado de las habladurías. Por fin una noche, después de las oraciones rezadas en el comedor, subió a una silla, con el rostro tan serio como pocas veces se le había visto. Había que salvar la verdad, y empezó a hablar sin preámbulos y con su acostumbrada calma: -Cuando Savio murió, invité a sus compañeros a decirme si en los tres años, que moró entre nosotros, habían apreciado en su conducta algún defecto a corregir o si le faltaba alguna virtud que sugerir; pero todos estuvieron de acuerdo en que nunca habían encontrado en él nada que mereciese corrección, y que no sabrían qué virtud añadirle. Yo mismo fui testigo de todo lo que he escrito, o lo supe por personas de la casa, aquí presentes, o ajenas a la misma, pero dignas de fe. Al comienzo de la plática alguno intentó sonreír, pero su sonrisa se apagó en seguida en los labios al ver el continente grave de los que le rodeaban. Don Bosco prosiguió: -A pesar de todo habéis oído estos días algunas observaciones sobre ciertos hechos de la vida de Domingo Savio, vuestro compañero, y, entre otras cosas, se me culpa de haber dicho una mentira. Se ha negado que Savio rehusara ir a bañarse. Sí, es verdad: ífue a bañarse!... Pero en el relato hay que notar dos circunstancias. Fue invitado dos veces. La primera se dejó llevar, pero, al volver a casa, y (**Es6.120**))
<Anterior: 6. 119><Siguiente: 6. 121>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com