Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es5.628**) darle gusto; pero aconsejó se presentara al Cardenal Vicario y hablara con él, para que se fuera enterando de su promesa. Díjole también, que había echado una mirada a su Historia de Italia y a las Lecturas Católicas; alabó la publicación que iba haciendo con las biografías de los Sumos Pontífices de los tres primeros siglos y le animó a escribir, porque así sería benemérito de la Iglesia, mayormente en aquellos tiempos; y añadió felicitándolo: -Vos hacéis revivir a mis antecesores con vuestras obras, particularmente a aquéllos, cuya vida servía para alcanzar las noticias referentes a los Papas. Le concedió, de viva voz, varias facultades personales, que don Bosco le había solicitado: la de ((**It5.885**)) poder confesar in omni loco Ecclesiae, (en todas las partes de la Iglesia), y para siempre, y la dispensa de la obligación de rezar el breviario. En fin, insatisfecha todavía la bondad del incomparable Pontífice, le concedía otra facultad con estas palabras: -Os concedo todo lo que yo puedo concederos. Dicho lo cual le impartió su bendición. Salió don Bosco de la cámara del Papa confundido y conmovido por aquella memorable audiencia. La dispensa del breviario era un gran alivio para su delicada conciencia, puesto que, a menudo vivía absorbido de la mañana a la noche, por la multitud de penitentes, visitas y quehaceres. Sin embargo, mientras pudo, siguió rezándolo por entero, o al menos en parte, cuando ya tuvo cansada y enferma la vista y débil el estómago. Entre tanto íqué admirable resulta el afecto del Sumo Pontífice a don Bosco! Desde aquel momento, Pío IX fue su padre y su amigo: tuvo por él gran estima, deseaba su conversación, le pidió más de una vez consejo, le ofreció repetidamente dignidades eclesiásticas para tenerlo a su lado. Pero don Bosco, siempre obediente, aún a sus simples deseos, no creyó deber condescender a tales ofrecimientos. Mientras solicitaba honores para los demás, siempre los rechazó para sí mismo. El día veintidós de marzo fue don Bosco a participar al Cardenal Vicario, Eminentísimo Constantino Patrizi, la conversación sostenida con el Papa sobre la difusión de las Lecturas Católicas en los Estados Pontificios; y al ver que el ilustre purpurado se hallaba bien dispuesto en su favor, le expuso su idea de montar en Roma una oficina para aceptar y registrar las suscripciones. El Cardenal aprobó el proyecto y se ((**It5.886**)) se manifestó dispuesto a secundarlo, hasta a través de una circular a los Obispos de los territorios Papales. (**Es5.628**))
<Anterior: 5. 627><Siguiente: 5. 629>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com