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((**Es5.513**) -A don Bosco le dirás esto y esto. A tu maestro le darás este mensaje de mi parte. Y así le fue diciendo lo que debía repetir a cada uno. Luego desapareció. De esta primera parte de nuestra narración, sólo podía dar testimonio el joven privilegiado; pero después fue testigo de lo que sucedió toda la comunidad, es decir, cerca de doscientas personas. El enfermo quedó curado del todo en aquel instante, mas como ya era bastante tarde, no se levantó. Mandó llamar a sus compañeros de dormitorio, que estaban en recreo, encargando les dijesen que tenía un encargo importante que comunicarles. Los compañeros subieron, y, por delicadeza, rodearon su cama permaneciendo a alguna distancia. Hizo que se acercaran a él uno por uno, y les dijo en secreto lo que les interesaba. Tenía un aspecto serio, con cierto aire de autoridad que imponía y contrastaba con su rostro infantil. Los muchachos permanecían mudos ante él, casi aturdidos y con reverencia. Cuando terminó, dijo en alta voz: -Ahora necesito hablar con Gastaldi. Gastaldi no había subido. Un compañero corrió a llamarlo ((**It5.722**)) y le acompañó hasta la cama de Zucca, el cual le dio el encargo que le había confiado la Virgen. A aquella hora estaba don Bosco confesando en la sacristía. Cuando Gastaldi oyó lo que la Virgen había dicho de él, respondió en alta voz: -íMuy bien, voy enseguida! Y salió del dormitorio para ir a confesarse. Pero, mientras bajaba las escaleras cambió de idea y pensó: -íNo son más que historias! Mas, para no dar a entender que rehuía el consejo de su amigo, entró en la sacristía de donde pasó a la capilla de la Virgen, se estuvo allí un rato de rodillas, para disimular la mentira que quería decir a Zucca y volvió al dormitorio. Ninguno de los compañeros se había ido para observar qué hacía. Iba a abrir los labios para decir: - Ahora estoy contento, cuando Zucca, con una expresión de cara que parecía un profeta, se incorporó en la cama y dijo en presencia de todos: -íImpostor! >>Crees que no te he visto? Has hecho esto y esto. Y le describió la vuelta que había dado, la parada ante el altar de la Virgen, y enseguida añadió: -Vuelve y guárdate de abusar de la misericordia de Dios. íVete enseguida! (**Es5.513**))
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