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((**Es5.498**) >>Podrían sus socios ser libres ciudadanos y religiosos al mismo tiempo? -A mí me parece que sí, lo mismo que en un Estado cualquiera, un ((**It5.700**)) católico puede ser súbdito del Rey o de la República y súbdito de la Iglesia, fiel a los dos y observar las leyes de ambos>>. Los obispos y los teólogos respondieron favorablemente a sus preguntas. Aparecía luego otra cuestión que, aunque secundaria, podía crear serias dificultades. Había pedido también su consejo al Obispo de Biella. Monseñor Losana hizo observar a don Bosco, que las diócesis necesitaban inmediato socorro de sacerdotes y que con su Sociedad, quizás retardaría aquella ayuda al quedarse para sí a los mejores. En efecto, era evidente que el porvenir del clero estaba en manos de don Bosco. Pero don Bosco le contestó que la tardanza no sería perjudicial, pues él calculaba que, en pocos años, podría prestar mayor ayuda a las diócesis del Piamonte con sus primeros colaboradores, ligados a su Congregación. Y apoyó su respuesta con el porverbio: Funiculus triplex difficile rumpitur, (difícilmente se rompe la cuerda triple), o sea que la promoción de las vocaciones sería en adelante un trabajo colectivo y no individual, por lo tanto permanente, continuo, pregresivo, y que no se interrumpiría merced al vínculo de obediencia que sólidamente uniría entre sí a los trabajadores de la viña evangélica. Monseñor Losana que contó este diálogo al canónigo Anfossi, aprobó las palabras de don Bosco, que muy pronto tuvieron sorprendente cumplimiento. Nos escribía dicho canónigo: <>. Una vez obtenida la aprobación del Obispo de Biella, deseaba don Bosco comunicar a su veneradísimo ((**It5.701**)) Arzobispo, la resolución tomada; y como no podía ir personalmente a Lyon, donde el invicto campeón de la Iglesia continuaba desterrado, se lo escribió preguntándole su parecer. A monseñor Fransoni, le gustó mucho el plan de don Bosco, que era el suyo hacía años, le animó a llevarlo a cabo, y para ponerlo en camino seguro, le recomendó que fuera a Roma, para pedir al inmortal Pontífice Pío IX consejo y normas oportunas. Don Bosco acogió con agrado las recomendaciones de su Arzobispo, y se decidió a emprender un viaje, que ya hacía tiempo andaba pensando. Mientras tanto, no cesaban las causas de graves sinsabores. (**Es5.498**))
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