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((**Es5.271**)((**It5.375**)) CAPITULO XXXII LOS SUEÑOS DE DON BOSCO JUZGADOS POR DON JOSE CAFASSO -EL SUEÑO DE LAS VEINTIDOS LUNAS -MUERTE DE SEGUNDO GURGO -DEVOCION DE DON BOSCO A LAS ALMAS DEL PURGATORIO -MUERTE DE CAMILO GAVIO -CUMPLIMIENTO DE OTRAS PREDICCIONES SOBRE EL FIN DE VARIOS JOVENES LOS muchachos del Oratorio estaban persuadidos de que don Bosco había recibido del Señor dones espirituales extraordinarios. Entre otras cosas, había predicho la muerte de diversas personas y otros acontecimientos contingentes y humanamente imprevisibles. Pero el año 1854 quedaron cada vez más impresionados, cuando empezó a contar sueños que realmente pueden definirse como visiones celestiales, porque en ellos Dios hacía ver a don Bosco lo que quería de él y de sus muchachos, y, sobre todo, lo que convenía al bien espiritual del Oratorio. Don Bosco daba gran importancia a aquellos sueños, pero moderada por una sincera humildad, puesto que al hablar de ellos a los jóvenes era evidente que no buscaba para sí gloria alguna; antes al contrario, al empezar tales narraciones, para alejar de sí la más pequeña sombra de mérito o privilegio, elegía siempre entre dos pensamientos el más corriente y el menos apropiado ((**It5.376**)) para hacerle notorio, y a veces recurría a una narración jocosa y paliaba los puntos más brillantes, que sin embargo aparecían naturales y espontáneos a los que le escuchaban. Pero su importancia la demostraba don Bosco con los hechos, ya que en estos casos no se ahorraba fatiga alguna, como predicar, confesar, oír, aunque fuera uno a uno, a los muchachos que iban a preguntarle lo que había sabido sobre su presente o su futuro. El efecto infalible de aquellas narraciones era un saludable horror al pecado, como no se lo habrían causado unos días de ejercicios espirituales. Todos se confesaban con singular arrepentimiento, muchos hacían confesión general, y eran bastante más frecuentes las comuniones, con indecible provecho para las almas. Y no podía ser de otro modo, al ver cumplidas las predicciones con el conocimiento profundo de sus corazones. (**Es5.271**))
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