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((**Es5.217**) pueblos y no me atreví a hablar. Le di las gracias, hice una profunda reverencia y salí. El guía me hizo desandar el camino. Le pregunté una y otra vez el nombre y el lugar de la persona con quien habíamos hablado, pero no quiso responder nada al respecto. No sé si vosotros, amigos, creeréis estas cosas que os he contado del anciano. Haced como os plazca; yo iré creyendo a medida que las vea cumplidas. Lo que sí os digo es que, de ordinario, saben más los viejos que los jóvenes, y que los que hablan a base de experiencia pocas veces se engañan. Apresuré mi salida de Crimea y, sin mayores incidentes, llegué a la patria, donde, por desgracia, veo que se han cumplido las cosas que el viejo me había predicho; y ojalá sea verdad que el resto no se cumpla. Pero yo que soy Hombre de bien, y que temo siempre por mí y por lo demás, tiemblo por el futuro. El año que viene, si vivo, tendré muchas cosas serias, curiosas y de suma importancia que contaros. Don Bosco había empezado a escribir estas páginas en el mes de julio y he aquí lo que sucedía en Crimea. En mayo, los piamonteses, al mando del general Alfonso La Mármora, desembarcaron en Balacklava, donde contrajeron el cólera. Hubo muchas víctimas entre soldados y oficiales, entre ((**It5.296**)) éstos el valiente coronel de los bersaglieri Alejandro La Mármora. El seis de agosto, cincuenta mil rusos cayeron de improviso sobre los sitiadores, pero los piamonteses supieron entretener tan bien junto al torrente Cernaya el ímpetu de los enemigos, superiores en fuerza, que dieron tiempo a que los ejércitos aliados llegaran al campo de batalla y consiguieran una insigne victoria. El ocho de septiembre los franceses, ayudados por los ingleses, asaltaban la torre de Malakov, baluarte formidable de Sebastopol. El asedio duraba casi un año, y día tras día se dejaba sentir el espantoso estruendo de la artillería por ambas partes. Se calculó que hubo en esta guerra más de quinientas mil bajas. Finalmente en diciembre aceptaba Rusia las condiciones de paz discutidas en París en la Conferencia de las Potencias interesadas y firmadas el 30 de marzo de 1856. (**Es5.217**))
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