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((**Es5.185**) otros dos reza más. Usted rezaría mejor y más que yo, porque tiene más tiempo libre, y sería suya la victoria. El Conde bufaba de enojo palpando la espada, pero don Bosco, para acabar aquella escena, exclamó con tono resuelto: -Alto ahí: >>cree usted que me va a amedrentar con sus amenazas? Se lo digo con franqueza: yo no tengo miedo. Aquella decisión inesperada, detuvo un poco al arrebato del general, que respondió: ->>Cómo? >>Que usted no me tiene miedo? -No, no tengo miedo, porque sé con quién trato en estos momentos. Usted es un caballero, un soldado valeroso y no querrá abusar de un pobre sacerdote desarmado, que en fin de cuentas ha hecho lo que juzgaba mejor para el alma de su Rey. Estoy tan seguro de ello, señor general, que de haber sabido que usted deseaba venir a mi casa, le habría ahorrado la molestia de esta visita; yo mismo hubiera ido a su residencia, donde tranquilamente hubiéramos hallado el modo de dar satisfacción al Rey y al mismo tiempo salvar mi conciencia. Yo sabía que usted es una persona tan ((**It5.248**)) noble y respetable que, a mi llegada, habría sacado una botella y habría yo brindado a su salud. Miraba el general a don Bosco sin saber qué decir ni qué hacer. Se había calmado su ira, y extrañado del cambio producido en sus sentimientos, medio aturdido, despidióse de don Bosco y salió. Montó a caballo, atravesó el cancel, se detuvo, volvió a entrar en el patio, apeóse y subió de nuevo a la habitación de don Bosco. ->>De modo, siguió diciendo, que usted vendría a mi casa? -Naturalmente. ->>Se atrevería? -Claro que sí. ->>Y si le tomo la palabra? -No hay inconveniente. -Venga mañana a las once. -No puedo a esa hora, porque tengo un asunto de mucha importancia. Fíjeme otra hora que le vaya a usted bien. -A las tres de la tarde. -De acuerdo: mañana a las tres de la tarde iré a saludarle. -El general miró fijamente a don Bosco y se marchó. Al día siguiente, don Bosco acudió puntual a la cita. Fue recibido con toda cortesía y se redactó con calma la carta para el Rey. Don Bosco la firmó. Decíase en ella que le dolía mucho a don Bosco el disgusto dado al Rey, ya que no era su intención ofenderle de (**Es5.185**))
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