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((**Es5.139**) principio incontrovertible que, fuera del Estado, no hay ni puede haber ninguna otra sociedad superior a él e independiente de él; que el Estado lo es todo, y, por tanto, ningún ente moral, ni siquiera la Iglesia Católica, puede subsistir jurídicamente sin consentimiento y reconocimiento de la autoridad civil. Por eso, esta autoridad, al no reconocer a la Iglesia universal el dominio de los bienes eclesiásticos, y atribuyendo este derecho a cada ente de las corporaciones religiosas, mantenía que éstas eran creación de la soberanía civil, y su existencia se modificaba o extinguía por voluntad de la misma soberanía, y el Estado, heredero de toda personalidad civil que carece de sucesores, se convertía en único y absoluto propietario de todos sus bienes cuando fueran suprimidas. Craso error, porque tales patrimonios, en el caso de que por cualquier causa una congregación religiosa dejase de existir, no quedaban sin dueño, sino que debían volver a la Iglesia de Jesucristo, representada por el Sumo Pontífice, por más estatismos que porfiasen en negarlo. La noticia de tal presentación causó vivo dolor a los buenos católicos y mucho más a don Bosco. El, para responder al querer del Cielo, había avisado reiteradamente al Rey; se trataba de un acto peligroso, cuyas consecuencias no se podían prever. Otro ((**It5.181**)) hombre, por muy frío y decidido que fuera, en medio de tantos adversarios, no habría podido vivir más que en continuo desasosiego. En cambio don Bosco, siempre imperturbable, hallaba fuerzas en el Sacratísimo Corazón de Jesús Sacramentado y en la ayuda de la Madre Celestial y, a la par que se preparaba para las alegres fiestas navideñas, se disponía también para predicar la palabra de Dios por los pueblos. En este sentido escribía a su antiguo maestro el teólogo Appendino, administrador parroquial de Villastellone. Turín, 21 de diciembre de 1854 Carísimo señor Teólogo: Necesitaría, para mi norma, que me dijese cuándo empieza y cuándo termina el octavario que me he comprometido a predicar en Villastellone, para poder fijar la fecha de unos ejercicios espirituales en otro lugar. Entre tanto, felices fiestas para usted y su señora hermana y las mejores bendiciones del Señor, mientras me profeso, con respeto y gratitud, De V.S. Muy agradecido alumno y amigo JUAN BOSCO, Pbro. (**Es5.139**))
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