Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es4.97**) cenar, iban todos a su alrededor. Escribe José Brosio: <((**It4.115**)) pidiéndole un poco y don Bosco respondió: -Sí lo daré con mucho gusto cuando sea necesario: ahora solamente a los que tengan petaca. Enseguida algunos, ya mayores, como Juan Gillardi y José Randú, presentaron su tabaquera, pues tomaban rapé, por consejo del médico, contra el mal de ojos o de cabeza, o por una antigua costumbre. Don Bosco se las llenó y les proveyó de rapé para todo el tiempo de los ejercicios. Atenciones como ésta le ganaban admirablemente los corazones>>. Pero en este recreo don Bosco iba sobre todo preguntando, ora a uno, ora a otro, de qué había tratado el sermón, o cuáles habían sido los hechos más importantes. Una mañana había él hablado en la instrucción sobre el escándalo; en el recreo de la tarde, rodeado de muchos jóvenes, entre los que había varios de la parroquia, empezó a preguntar qué había dicho. Preguntó a uno y no respondió; preguntó a otro y se quedó apurado; pasó a un tercero, un cuarto, un quinto y todos se rascaban la frente pero no daban respuesta satisfactoria. -íPobre de mí!, exclamó entonces don Bosco. O he hablado en alemán o vosotros dormíais. Saltó un muchacho y dijo: -Yo; yo me acuerdo. ->>De qué te acuerdas? -Del ejemplo de los monos. A manera de comparación había contado don Bosco que un mercader, con un cesto a la espalda, cargado de varias mercancías, iba vendiendo de pueblo en pueblo. Una vez, le sorprendió la noche antes de llegar a cierta población. Era verano; brillaba la luna en el firmamento, y el mercader, cansado del largo camino, resolvió descansar ((**It4.116**)) tumbado en el suelo, junto a un árbol gigantesco. Para proteger la cabeza de la humedad de la noche, abrió su cesto, sacó una gorra blanca, de las que llevaba buena provisión, se la puso a la cabeza y se durmió. Era aquel lugar el país de los monos, y las ramas de aquel árbol estaban cargadas de ellos. Cuando los monos vieron a aquel hombre con la gorra en la cabeza, guiados por su instinto, quisieron imitarle. >>Cómo? Bajó uno despacio, despacito, removió con(**Es4.97**))
<Anterior: 4. 96><Siguiente: 4. 98>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com