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((**Es4.92**) Fue el mismo don Bosco quien nos refirió: <((**It4.108**)) si yo necesitaba algún favor de su parte, recordara que en su mesa había siempre un puesto para mí. -Es el momento, me decía, en que podemos hablar más libremente. En los despachos hay mucha gente, y apenas si podemos decirnos dos palabras a toda prisa, casi a disgusto, y separarnos enseguida. También su hermano, el marqués Gustavo, me había señalado las mismas horas y no admitía otro tiempo para hablar de mis asuntos. Y yo tuve que ceder a tan cortés, pero pesada condición para mí. Tanto más cuanto que un día, habiéndome presentado en el despacho del Conde para asuntos urgentes, no quiso recibirme, y ordenó a un empleado que me llevara a una salita. Y allí me invitó a esperarle porque quería a toda costa que comiera con él, y prometía escucharme. Entonces me concedía todo lo que le pedía>>. Hemos pensado muchas veces qué cosas importantes podía don Bosco pedir al conde Camilo. Es presumible que patrocinara ante él, la causa de los Oblatos; y es cierto que, por su mediación, obtuvo del Gobierno los locales para la primera lotería, y la exención del impuesto postal; no nos consta otra cosa. No parece se tratara de donativos, pues no hemos encontrado señal en los papeles de don Bosco, y él nunca habló de esto; ni tampoco de defensa contra alguna vejación, puesto que entonces las autoridades se mostraban favorables al Oratorio. Ahora bien, dado que don Bosco no añadió explicación alguna acerca de las señaladas concesiones, nos parece poder deducir que hayan sido peticiones y concesiones guardadas bajo secreto prometido y mantenido. Tanto más que sabemos con certeza que empleó este método con otros personajes en asuntos de gravísima importancia. Y ahora nos preguntamos: >>No intentaría don Bosco algo para aliviar la prisión de su Arzobispo? El iba de cuando en cuando a Fenestrelle a casa del párroco, ((**It4.109**)) don Juan Bautista Guigas, amigo suyo, y predicaba un sermón. Se sabe, según atestiguan antiguos alumnos, que también fue allí en 1850. Nuestros apuntes, tomados hace ya treinta y cinco años, no señalan el día ni el mes. Con todo, repasando los lugares donde estuvo don Bosco aquel año y en donde fechó sus cartas, nos convencemos de que ese viaje sólo pudo realizarlo en los últimos días de agosto o en los primeros de septiembre.(**Es4.92**))
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