Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es4.496**) en la exposición de los temas, que en el empleo de los vocablos más sencillos y conocidos. Hablaba lo mismo que escribía y escribía lo mismo que hablaba, siempre familiarmente. Para asegurarse de que todos le entendían bien, entregaba sus manuscritos a sencillos obreros para que los leyeran y le contaran luego su contenido. Un día leyó a su madre un panegírico de San Pedro, en el que llamaba al Santo Apóstol con el título del Gran Clavígero (gran llavero o portador de llaves). Su madre le interrumpió y le dijo: -íClavígero! >>En dónde está ese pueblo? Enseguida comprendió don Bosco que aquélla era una palabra demasiado difícil para ser entendida por la gente del pueblo, y la cambió. Otra prueba de su humildad era que evitaba expresamente las formas elegantes y poéticas. <>. Los sabios atesoran conocimiento, la boca del necio es ruina a la vista 1. A pesar de sus conocimientos históricos, geográficos y literarios, cuando tenía que enviar a la imprenta una obra, y aún cualquier escrito de escaso interés, siempre lo daba a revisar a personas doctas en literatura y ciencia, como por ejemplo ((**It4.651**)) a Silvio Péllico, al abate Amadeo Peyron, al profesor Mateo Picco, pidiéndoles que le diesen su opinión y le corrigiesen cuanto quisieran. Recibía después muy agradecido sus observaciones, y aún las recordaba, muchos años después, a sus alumnos con viva gratitud. <>. Cuando, más tarde, algunos de sus hijos llegaron a ser licenciados en Letras, les encargaba corrigieran sus escritos, y aceptaba, humildemente reconocido, sus correcciones, hasta cuando no eran muy oportunas, ni siempre justas y de acuerdo con las opiniones de los mejores autores; y, a veces, ni siquiera pedidas. Y, si no le hacían 1 Prov. X, 14. (**Es4.496**))
<
Anterior: 4. 495><Siguiente: 4. 497>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com