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((**Es4.454**) carrera. Hoy día algunos de ellos son párrocos, vicepárrocos o maestros de escuela. Otros son notarios, abogados, médicos, boticarios o procuradores. Los hay propietarios del campo, dueños de tiendas, negociantes y comerciantes. Y todos ellos deben su fortuna a don José Cafasso. Pero, además de esto, recordaba a los muchachos del Oratorio la obligación que también ellos tenían de ser agradecidos a don José Cafasso y de rezar por él. Nos escribía monseñor Cagliero: <<-Recuerdo que don Bosco nos dijo muchas veces: -Si yo me quedé en Turín, fue por obedecer a don José Cafasso; gracias a su consejo y a su dirección, empecé a reunir en los días festivos a los galopines de ((**It4.592**)) la calle para catequizarlos; gracias a su ayuda, fui recogiendo en el Oratorio de San Francisco de Sales a muchachos abandonados para preservarlos del vicio y formarles en la virtud. íNo lo olvidéis! El primer catequista de nuestro Oratorio fue don José Cafasso y sigue siendo constantemente su promotor y bienhechor. -Y nosotros amamos y veneramos a nuestro querido padre; pero no amamos menos ni veneramos menos al sacerdote José Cafasso>>. (**Es4.454**))
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