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((**Es4.283**) El Marqués mantuvo la palabra y también el conde Camilo fue a la exposición, acompañado por el conde Brozzolo. Don Bosco salió al encuentro del Conde hasta la puerta del salón, con la cabeza descubierta, y le acompañó a examinar los objetos más preciosos, siempre con el bonete en la mano. Para evitar que en los locales donde estaban expuestos los premios entrasen los ladrones, dispuso don Bosco que el clérigo Buzzetti, juntamente con otro muchacho mayor, fuera allí a pasar la noche. Para mayor seguridad, solían éstos llevar consigo una pistolita cargada de pólvora, a fin de poder alarmar a los vecinos con un disparo, si hubiera necesidad. Pues bien, una noche, a primeros de marzo, mientras cargaba Buzzetti en el Oratorio su pistola para ir a hacer la guardia acostumbrada, aquélla se disparó, y el taco le descarnó totalmente el índice de su mano izquierda. Fue conducido inmediatamente al Hospital Mauriciano, situado entonces junto a Puerta Palacio, donde hubo que amputarle el dedo. De vuelta con su brazo en cabestrillo, después de dos o tres días, reemprendió inmediatamente sus acostumbrada labor, enseñando a cantar las antífonas para las vísperas del domingo y no dejando de atender a los pesados trabajos que iban en aumento para la tómbola. A partir de este año, Buzzetti se convirtió en el brazo derecho de don Bosco en todas las muchas rifas que hizo y adquirió una maravillosa habilidad y perspicacia en sus complicados preparativos. (**Es4.283**))
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