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((**Es4.220**) el cumplimiento de sus predicciones, aún cuando entonces no se veía la menor probabilidad de éxito. Pero la nueva construcción bastaba para acrecentar el entusiasmo de los jóvenes del Oratorio festivo, con los que, de vez en cuando, venían muchachos judíos. Don Bosco, que había demostrado tanto cariño a éstos, siendo condiscípulos suyos en Chieri, y que había ayudado a la conversión de Abraham y de Jonás, les acogía con mucho gusto. Un día, presentó uno de ellos al clérigo Ascanio Savio para que lo instruyese, y el muchacho fue bautizado. De buen grado se hubieran convertido muchos otros, pero estaba de por medio la dificultad de los padres. Después de la emancipación, como asistían a las escuelas públicas, quisieran o no, oían alguna instrucción catequística, y debían experimentar cierta atracción hacia el cristianismo. Pero los padres no cesaban de prevenirles para que se librasen de los cristianos como de enemigos, contra los cuales era forzoso mantener un odio implacable. Y cuando alguno presentaba indicios de propensión hacia los católicos, inmediatamente lo sacaban de la escuela. <((**It4.282**)) fueron encerrados durante mucho tiempo en una habitación, como en una cárcel, para impedirles que se hicieran cristianos. Esto no debe sorprendernos. El judaísmo moderno no es la santa ley de otrora, anunciada por los profetas y confirmada con milagros. Tiene la Biblia, pero aprecia más el Talmud, inspirador de odio contra los cristianos y blasfemador de Dios, cuya existencia niega directamente. >>No pocas veces me tocó, durante el curso de mi vida, tratar con judíos adultos, y sostuvimos conversación sobre cuestiones de religión; daba lástima, al hablar del Mesías, oírles cómo razonaban sobre verdad tan grande. Algunos, preguntados por mí, me llegaron casi a indignar con sus cínicas respuestas. Hubo quien preguntado si creía en el Mesías, me respondió: <>. Otro me replicó a semejante pregunta: <>. >>Qué responder a personas semejantes? El mayor número de ellas pasa la vida en la ignorancia de la propia religión, sin preocuparse del Mesías, y huyendo de quien pretende (**Es4.220**))
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